Jimin yacía bajo el cobertor, incapaz de dormir, sin parar de dar vueltas y sacudidas de un lado a otro. En el exterior, un viento arremetía contra los delgados muros de la cabaña como si se tratara de una fortaleza. Traía su voz con él, la voz de Jeon. Podía oír su tono grave murmurándole continuamente, sin piedad, un asalto incesante que temía no iba a acabar nunca.
Suave. Persuasivo. Ansioso. Imperioso.
El sonido rozaba sin parar el interior de su mete e inflamaba su cuerpo de un modo desconocido. Había algo de oscura sensualidad en esa voz, un susurro pecaminoso, erótico y seductor, que lo hacía desear, necesitar y arder en su cama. Retorciéndose, Jimin se tapó los oídos con las manos para intentar ahogar el sonido. Sólo sirvió para aumentar el volumen. Notaba la piel la humedad y sensible, le dolía su miembro de necesidad. Furioso, se incorporó con el pelo todo revuelto y se apresuró a peinarlo con impaciencia y presteza, mientras se acercaba descalzo a observar la oscuridad a través de la ventana.
Deseaba con desesperación salir de la cabaña en la mitad de la noche para ir a inspeccionar la cala. ¿Qué le había sucedido al señor Jeon? ¿Se encontraba a salvo? ¿Sólo estaba soñando que lo llamaba? ¿Era posible que estuviera ahí afuera, herido y necesitado de ayuda? Pero la voz sonaba suave y evocadora, no débil ni herida. Sonaba seductora, como el arma de un hechicero filtrándose a través de la carne, los huesos y bajo la piel para bullir con calor perverso en su miembro y vientre, entre sus piernas. El rubor ascendía por su cuello, todo su cuerpo parecía caliente, de un modo desconocido. ¿Recurrirá Jeon a la magia negra tal y como se rumoreaba? ¿De algún modo lo había marcado porque había visto que era diferente? Se llevó una mano al cuello como para defenderse. Pocas cosas de la naturaleza lo asustaban, pero el señor Jeon y su palazzo maligno conseguían espantarlo.
Estaba inquieto y cruzó la habitación para tapar mejor a SeokJin con la colcha. Su corazón se Enterneció al verlo tan profundamente dormido. El hombre siempre estaba ahí a su disposición por lo que recordaba, Y él sabía que compartían algún lazo de sangre distante --casi todas las familias del villaggio estaban emparentadas de algún modo--; Aún así, consideraba a SeokJin su familia más que a cualquier otra persona que conociera. Mucho antes de que su madre su tía murieran, SeokJin ya estaba ahí. Recordaba el murmullo bajo de las voces femeninas conversando mientras él echaba un sueñecito. Su madre. Su zia. SeokJin. Tranquilo, seguro. Había sido aceptado y querido por él toda su vida. Ahora no tenía a nadie más, y probablemente nunca lo tendría.
¿Vendrían a por él los subalternos del señor Jeon? Se fue descalzo otra vez a la ventana para escudriñar ansioso en dirección al palacio. ¿Estarían cogiendo antorchas justo en este momento, reuniéndose por orden del señor para declararlo brujo? Oyó los latidos demasiado rápidos y ruidosos de su corazón. Antes había conseguido aparentar calma, pero en realidad estaba horrorizado. Éste era su hogar; no conocía otro. Esta gente era su familia, no quería a nadie más. No quería intentar huir, y nadie quería morir ardiendo a fuego vivo por brujería. ¿Y qué sería de su gente? ¿Sufrirían por haber alojado entre ellos a una abominación así? ¿Acaso la voz que oía era una señal de Dios? ¿Se había vuelto loco?
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𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...