Jimin separó obedientemente los brazos de los costados y dirigió una mueca a SeokJin.
—Me está clavando alfileres. —se quejó— Tengo un par de cosas que decir al señor Jeon en relación con esta forma particular de tortura.
Había pasado una buena parte del día intentando explorar el palacio, pero ahora llevaba horas encerrado con los modistas. Su paciencia se estaba agotando.
—Si vuelves a quejarte una vez más, Jimin —le espetó SeokJin—, yo mismo te clavaré un alfiler. Cualquier otra persona estaria encantada de recibir prendas tan elegantes. Son de extravagancia casi pecaminosa. Aunque, la verdad, muchos de estos trajes te tapan tan poco que casi son impúdicos.
Jimin se rió con un sonido tan contagioso que incluso el hombre y su ayudante que lo vestían se encontraron sonriendo.
—¿Quieres decir que es pecaminoso que alguien como yo reciba tan buenas prendas?
—Esos camisones elegantes que enseñan tus hombros y clavículas han ido más lejos de lo pecaminoso. —refunfuñó el mayor. —Eres un buen chico. La virgen ha de estar llorando por verte así, no deberías de llevar esos trajes, no está bien. —dijo con decisión.
—Estás precioso, querido. —dijo la modista con sinceridad; su compañero asintiendo a sus palabras. —Es un placer vestir a un chico tan guapo como tú. Ya casi terminamos.
JiEun asomó la cabeza por la puerta.
—Por cómo suena os estáis divirtiendo aquí. —dijo con una sonrisa mantenida con firmeza en su cara, resuelta a no hacer referencia a la escena que había provocado la noche anterior. —¿Puedo pasar? —no esperó a que le respondieran, sino que entró majestuosamente en la habitación con el rumor de su elaborado vestido. Llevaba una creación de ultima moda, y tenía el cabello perfectamente peinado. —Estás muy guapo, Jimin. ¿Puedo llamarte, Jimin? ¿Han empezado con el traje de boda? Por supuesto, yo me encargaré de organizar el bendito acontecimiento personalmente. Jungkook me ha dicho que se van a casar de inmediato.
Los ojos de la mujer estudiaban especuladores la delgada figura de Jimin.
SeokJin alzó la barbilla, su mirada cansada llenándose de furia tranquila.
—No sé por qué el señor Jeon insiste tano en que Jimin se case con él sin el cortejo apropiado. ¿Cómo calma uno los temores naturales de un joven que nunca ha conocido antes a su novio? —echó las manos al aire con dramatismo.
JiEun asintió a sus palabras, fingiendo empatía.
—Es muy impropio de él, pero Jungkook siempre tiene una ley a medida. —encogió sus hombros de un blanco lechoso, de manera que el vestido de bajo escote pareció de pronto insuficiente, a punto de incumplir su función de contener el amplio seno. JiEun sabía que era una mujer bella, y sus vestidos mostraban su figura a la perfección. Se movía con tal seguridad y gracia, con la pose perfecta que le había legado su posición. —Jungkook hace lo que desea, y no hay nadie que le detenga. —la implicación, casi siniestra, no presagiaba nada bueno, no obstante, se rió en voz baja, descartando sus propias palabras como si fuera un chiste. —Debes dejar todo en mis manos capaces. Desde que la esposa de Taehyung, Mina, la ultima señora del palazzo... murió, he planificado muchas fiestas para Jungkook, y debo decir que he recibido muchos elogios por mis esfuerzos.
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𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
أدب الهواة《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...