La mañana de su boda, Jimin regresó al villagio a primera hora.
Iba escoltado por varios guardias, hombres toscos y con rostros duros decididos a hacer lo que su señor les ordenara.
Sophie había soltado incontenibles lagrimones al verse separada de su amigo, pese a ser algo temporal, pero le negaron el permiso para acompañarlo al pueblo. La niña había dormido segura en la habitación de Jimin, sin distracciones de las voces que le murmuraban en la antigua alcoba.
Jimin inspiró el viento, el aire fresco que llegaba desde las montañas, y la sensación de libertad fue tremenda.
-Siento que puedo respirar otra vez. -confesó a SeokJin.
-Sé a qué te refieres. -admitió el mayor. Mantenía una expresión grave en el rostro. -Una vez que te cases con el señor Jeon, ya no podré seguir en el palacio. Esta noche es la última que hago como tu carabino; luego no seré de utilidad alguna y me obligarán a marchar. -Jimin lo rodeó con los brazos.
-Eres mi famiglia. No quiero que corras peligro alguno. Yo también quiero estar contigo, pero no quiero verte donde el mal acecha en cada pasillo y embruja las alcobas. Hay algo en el palazzo que no está bien, y hasta que no pueda averiguar de qué se trata, mejor no poner en peligro tu vida. -dijo, demostrando una gran firmeza en sus palabras.
SeokJin encogió sus anchos hombros.
-Juntos estamos más seguros, preferiría quedarme en el palacio. -bajó la cabeza para ocultar el repentido brillo de lágrimas. -Me sentiré muy solo sin ti, piccolo.
-He estado intentando encontrar una solución para los miedos de Sophie -explicó Jimin pensativo. Saludó a los chicos y chicas del pueblo que esperaban su llegada- Tendré mi propia alcoba, por supuesto y, cuento con que Sophie se colará a menudo en mi cama, pero preferiría que alguien durmiera con ella de forma habitual. Me contó que había oído susurros amenazadores en su habitación...
-Bobadas -SeokJin intentaba que se callara -Entre los criados dicen que la niña oye voces igual que las que oía su madre. Lo lleva en la sangre. -vaciló por un instante -dicen que en realidad con la maldición de los Jeon es la pareja quien se vuelve loca y tienen que encerrarla en la torre. Otros cuentan que los hombres Jeon se vuelven extremadamente celosos y asesinan a sus amados. -repitió los rumores agoreros con voz fatalista.
-Yo no estoy loco, SeokJin, y oí los susurros en la habitación de la pequeña Sophie la noche en que cayó la araña del techo. Tú estabas dormido, pero yo los oí igual que ella. Esas voces son reales, no es una imaginación. Ni mucho menos una pesadilla... Creo que la niña corre peligro, pero desconozco el por qué. Nadie le va a creer...-Jimin concentró todo el poder de su mirada solemne hacia el castaño- Nos necesita mucho, SeokJin, si estás dispuesto a correr ese peligro.
El curandero solo tuvo tiempo de asentir con la cabeza antes de encontrarse rodeados por el grupo de jóvenes risueños que los arrastraron hasta los baños comunitarios de los donceles. Los hombres "alfas" disponían del otro lado del edificio de estos baños y el de las mujeres estaba del lado derecho, todos separados por el largo vestíbulo de encuentro donde se celebraban con frecuencia las festividades locales.
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𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...