Desde lo alto de la colina, Jimin se quedó mirando el palacio enclavado sobre la siguiente cumbre ahora envuelta en niebla. El Palazzo della Morte parecía elevarse por encima del velo de bruma como un gran castillo en las nubes
Sabía que las criaturas aladas vigilaban las torrecillas; grandes gárgolas y extraños demonios con colmillos y zarpas instalados en lo alto de la fortificación y la torre. Sus muchos pórticos y ventanales de vidrieras representaban varias escenas de serpientes trasladando a victimas desafortunadas a un infierno acuoso. El castillo era misterioso y siniestro, surgiendo de la niebla como si se encontrara separado de la tierra.
Dejó de caminar de súbito para observar el edificio con una especie de horror fascinado.
—Palazzo della Morte —Jungkook susurró el insulto en voz baja. —Así has llamado a tu casa.
En cualquier otro momento, Jimin se habría ruborizado de vergüenza. Ahora, en medio de la noche, con las criaturas aladas vueltas hacia él para observarlo con mirada vacía, extendiendo las garras para alcanzarlo, no le preocupaba de corazón si el terrible nombre había herido o no los sentimientos del mismo señor del palacio.
En cualquier caso, no estaba del todo convencido de que Jungkook tuviera sentimientos. Parecía hecho de piedra, una escultura de un bello dios griego cincelada en mármol, apuesto pero gélido.
Él le apretó el brazo con dedos como bisagras, conduciéndolo a su muerte. Al palacio.
—No puedo ir a ese lugar. —dijo Jimin en voz baja. —Deseo regresar a mi hogar. Aparte, no es decoroso que esté yo a solas con usted.
—Tampoco era decoroso que salieras corriendo como un conejito, pero lo hiciste. —comentó él gentilmente. —Sugiero que sigas andando, piccolo. Sería menos decoroso aún que tuviera que llevarte al palacio en brazos.
Había una amenaza clara, aunque la pronunció con su habitual voz calmada. Jimin apartó la vista del grotesco castillo flotante para mirarle con horror.
—¡No se atrevería!
El señor Jeon bajó la vista al rostro vuelto hacia arriba de Jimin.
Estaba extremadamente pálido, con sus hermosos ojos color zafiro muy abiertos por la impresión. Parecía joven, etéreo, ahí en la niebla, una belleza misteriosa e inalcanzable. Tenía una piel suave y tentadora, tan incitante que su mano, con voluntad propia, enmarcó su delicada mejilla.
Al notar su contacto Jimin se quedó quieto, con cierta dosis de miedo apareciendo en la inocencia de sus ojos. Le pasó el pulgar por el carnoso labio inferior, propagando un calor extraño que recorrió precipitadamente su cuerpo, iniciando un temblor detectable en lo más profundo de su ser.
Jimin se quedó mirándole con indefensión, cautivado por su mirada negra e hipnótica. Se estaba ahogando otra vez, incapaz de apartar la vista. El aristócrata se inclinó hasta él, y Jimin abrió mucho los ojos mientras observaba su boca perfectamente esculpida, descendiendo lenta e implacablemente hacia él.
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𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...