A Jimin se le atragantó la respiración; era impresionante la carga erótica, lo pecaminosamente excitado que se sentia.
Creyó estar bastante seguro de que era una de esas cosas que los chicos buenos no hacían.
Pero no importaba, nada importaba ya a excepción de la manera en que su pecho se inflamaba por cada inhalación excitada. Quería más. Quería conocer todas las maneras de complacer a su marido, de que Jungkook lo necesitara tal y como él lo necesitaba en esos momentos.
En lo más profundo de su ser un ansia empezó a extenderse, transformándose en una tormenta de fuego, acelerándose por el riego sanguíneo. La boca de Jungkook danzaba como una llamarada caliente moviéndose sobre su piel desnuda.
Jimin le estrechó en sus brazos, cerrando los ojos para entregarse al puro placer que creaban las manos del señor Jeon y su boca mientras tiraba tiernamente de su oreja con los dientes.
—Quiero que te quites el pantalón, dolcezza. —susurró el pelinegro, quien despues bajó las manos a su cintura para poder darle la vuelta hacia él y embeberse de su belleza.
Su mirada era ardiente mientras la desplazaba por el cuerpo de Jimin, que permanecía en pie observándole con sus enormes ojos azules bajo la luz de la luna. Detectó ahí tanto la timidez como el deseo de hacerlo.
—Quiero ver lo hermoso que eres. —le animó.
El menor alzó la mano despacio y se hizo el cabello hacia atrás mientras se muerde el labio inferior levemente para luego sonreír con coquetería. La acción alzó su belleza y la luz plateada de la luna proyectó unas sombras cariñosas sobre su cuerpo, dejando a Jungkook casi sin respiración ante aquella visión. Jimin sonrió otra vez al observar su reacción.
Jimin dio unos pocos pasos para apartarse lo justo y quedar fuera de su alcance, sin dejar de observarle, y entonces se quitó el pantalón.
Oyó el jadeo de Jungkook, una explosión de aliento abandonando sus pulmones. El rubio alzó las brazos hacia la luna es una especie de homenaje, con la piel reluciendo incitante bajo la luz débil y el aire oscilando como dedos delicados sobre su cuerpo.
—¿Es esto lo que quieres, amore? Quiero aprender a complacerte...
El silencio se prolongó con cierta tensión mientras el pelinegro lo observaba con mirada ardiente. Después Jungkook se quitó las botas despacio sin dejar de mirarlo ahí de pie desnudo, esperando ante él.
—Ven aquí conmigo —le ordenó con voz áspera —Quiero que me quites la ropa, eso me agradaría, Jimin. Quiero observarte, verte temblar, saber que me deseas tanto como yo te deseo.
El joven estaba temblando, conmocionado por su propio atrevimiento y por la intensidad oscura en los ojos de su esposo; lo contemplaba con una posesión enardecida que nunca antes había visto. Le asustaba y aún así era emocionante. Así que obedeció y dio un paso hacia delante con la brisa tirando de su cabello que en ese momento era todo un revoltijo.
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𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...