➤➤ Últimos capítulos.
El paso ahora había quedado bloqueado tras él por las rocas caídas, y Jungkook, al otro lado de la barricada, corría serio peligro, se enfrentaba a Chanyeol y a otro asesino en las alturas, quien había accionado la trampa.
El desprendimiento de detuvo tan de súbito como había empezado, dejando la noche sumida en un silencio misterioso. Unos granos finos de polvo mezclados con la bruma arremolinada tiñeron la niebla blanca de un gris apagado. Jimin se detuvo para volverse, ahora fuera del paso. No podía regresar al lado de Jungkook desde este lado. Tenía que conseguir ayuda y llamar a los soldados para socorrer al señor Jeon.
No creía que estuviera muerto, no iba a creerlo. Una sombra oscurecía su alma, pero no podía creer que él lo hubiera dejado. No lo sentía en su corazón.
Jimin se volvió y se echó a correr. Conocía bien el camino, lo había andado cientos de veces vagando por las colinas de noche y de día desde la infancia. A menudo acudía a contemplar el palacio, sobrecogido ante las grandes estatuas y gárgolas que vigilaban sus aleros y torretas, las largas murallas donde nacieron leyendas y rumores. Corrió hasta notar el ardor en los pulmones, se encontró jadeante, necesitado de aire. Corrió hasta que dejó de sentir el dolor en sus pies descalzos.
El viento procedente del mar era cada vez más desapacible y casi lo derriba, empujándolo a lo largo de los precipicios que precedían al atajo que conducía a los terrenos del palacio. Alzó las manos hasta la mata cegadora y voladora de su cabello, para echársela hacia atrás con frustración mientras descendía por la ladera empinada y resbaladiza. Estaba agotado, asustado, casi consumido por su carrera por los acantilados.
Su corazón y pulmones parecían a punto de estallar, y tenía el rostro húmedo de lágrimas. Tropezó varias veces mientras corría, cojeando ahora al avanzar por los terrenos inmaculados del palacio, llamando a los guardias.
Desde la masa de arbustos que formaba el laberinto descendió volando un búho muy cerca de su cara, sacándole un grito mientras levantaba las manos para protegerse los ojos. Notó la potencia de las alas mientras el ave hacía un viraje, apenas rozándole con la punta del ala la mejilla. El nudo terrible en su estomago se intensificó, tuvo que dejar de moverse y se quedó muy quieto, quería vomitar, así que trató de respirar hondo para calmarse con el aire frío y limpio y poder interpretar todas las señales.
—¡Jimin! ¡Jimin! —la voz de JiEun surgió sobrenatural del laberinto; era un gemido de puro terror, una súplica de ayuda.
—¡Ayuda! ¡Debes ayudarme! ¿Me oyes? Te necesitamos ahora, SoHyun está muriéndose, no puedo detener la hemorragia. Per l 'amore di Dio, ayúdanos antes de que sea demasiado tarde.
La sombra oscura creció en su interior y se alargó hasta dejarlo consumido.
Vaciló, impelido en dos direcciones. Por un lado, la necesidad primordial de conseguir ayuda para Jungkook, pero por otro el terror y la desesperación en la voz de JiEun que lo atraían a su pesar hacia la mujer. El búho descendió ante él, en silencio ahora que ya tenía su atención. El rubio aceleró el paso para acercarse a toda prisa al laberinto mientras llamaba pidiendo ayuda a cualquiera de los guardias que pudiera oírlo.
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𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...