Abrió la puerta de golpe sin poder esperar más.
El guardia postado ahí, un hombre diferente al de la noche anterior, hizo un ademán amable con la cabeza y se hizo a un lado para dejarlo salir al amplio pasillo. La luz empezaba a entrar a través de la serie de altas ventanas arqueadas y con vidrieras, proyectando rayos coloridos que danzaban por el espacioso corredor. El segundo guardia estaba apostado unos pasos más allá, de pie junto a la ventana, pero estaba claro que tenia la atencion centrada en él cuando empezó a caminar en su dirección.
Jimin mantuvo la barbilla alta mientras agarraba con firmeza la mano de SeokJin.
—¿Alguno de los dos tendría la amabilidad de indicarnos dónde está la cocina?
Se sintió orgulloso de que por fin no le temblara la voz.
—Sígame, joven. —dijo el hombre junto a la ventana, y se volvió para abrir la marcha.
Jimin era plenamente consciente del otro guardia tras ellos y de los sirvientes que dejaban su trabajo para observar con curiosidad a la pequeña procesión que formaban mientras descendían por la sinuosa escalera que daba múltiples giros por el palacio en dirección a la cocina.
Miró a su alrededor, inspeccionándolo todo, decidido a desvelar, con la luz del día, algunos de los secretos del palacio. Sin la luz danzante de la vela, los techos abovedados producían un efecto parecido al de una catedral en vez de una sensación lúgubre.
Las hileras de ventanas proporcionaban luz del sol y permitían vistas espectaculares. Los sirvientes iban afanados de un lado a otro, y el palacio estaba impecable.
Mientras se acercaban al feudo del cocinero, Jimin iba imaginando una habitación oscura, húmeda, con muros chamuscados, siniestros cuchillos de trinchar y cabezas sobre fuentes. Pero la verdad, la enorme y airada cocina estaba tan limpia y pulcra como el resto de las habitaciones que había visto. El agradable cocinero, Heechul, trabajaba con diligencia al lado de una mujer mayor. Sophie estaba sentada en la menor de las tres mesas y soltó un grito de entusiasmo para darles la bienvenida.
Jimin agarró a la niña cuando saltó a sus brazos.
—¡Sabía que vendrías! Le dije a Heechul que vendrías. Le dije que te preparara algo especial.
Le rodeó con sus brazos el cuello y lo estrujó con emoción. Jimin se rió mientras se soltaba de sus brazos y la bajaba.
—Gracias por la invitación, Sophie. Señor Heechul, mi nombre es Jimin. He invadido su territorio por invitación de esta pequeña, ¿le importa?
Heechul estaba al corriente de las murmuraciones que volaban por el palacio. El señor Jeon había elegido esposo en el villaggio vecino, y sabía que este joven vigilado por sus soldados de élite personales tenía que ser el futuro consorte.
Hizo una profunda inclinación e indicó una silla.
—Siempre es un gusto complacer a hombres tan hermosos, joven.
ESTÁS LEYENDO
𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...