《 FINALIZADA 》
Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente".
A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto.
Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Ha venido hasta aquí. —dijo Jimin en voz baja, como una acusación— Usted sí puede hacerme daño. Nunca volveré a estar seguro. Preferiría tirarme por el acantilado que acabar quemado como brujo.
El pelinegro masculló algo en voz baja y enmarcó su rostro con las manos.
—Nadie te quemará como brujo. —fue un juramento pronunciado con fervor. Sus ojos negros expresaban la necesidad de protegerlo. Jungkook inclinó la cabeza y saboreó sus lágrimas, con delicadeza y ternura. Besó su piel húmeda, siguió el rastro de las lágrimas hasta la comisura de los labios. —No debes llorar así, Jimin. No llores piccolo.
Estaba helado en sus brazos, temblaba con tal fuerza que le castañeaban los dientes.
—No creo que vaya a parar nunca. —respondió Jimin con tristeza.
Jungkook levantó sin esfuerzo alguno su figura menuda para llevarlo en brazos al caballo. Lo envolvió con su propia camisa elegante, ubicándolo delante de él, muy cerca, para que la temperatura de su cuerpo pudiera ofrecerle todo el calor posible de regreso a casa.
Cabalgó rapido sobre el terreno desigual, espoleando al animal para que fuera más deprisa.
El mozo de cuadras del palacio se apresuró a salir para ocuparse del caballo de Jungkook mientras él desmontaba con Jimin acurrucado en sus brazos.
Poco le importaba que su montura favorita sudara profusamente con el frio de la noche, cuando lo habitual había sido asegurarse de que la bestia a la cual tenia por corcel recibiera excelentes cuidados.
Su único pensamiento era que Jimin no se enfriara.
NamJoon llegó a la puerta del palacio en aquel mismo momento, con su pelo largo despeinado y las ropas salpicadas de manchas oscuras y húmedas.
—¿Jungkook? —sonaba cansado, no obstante, había una nota de acusación en su voz. —¿Qué le ha sucedido?
Jungkook, con Jimin en sus brazos, apenas dirigió una mirada a su hermano mientras pasaba por la puerta que NamJoon había abierto. Le dirigió una mirada al advertir el estado de su ropa, pero evitó hacer comentarios.
—Ha sufrido una conmoción. —respondió lacónicamente. Llamó al criado mientras avanzaba a zancadas por el pasillo, con Jimin en brazos, estrechado contra él. —¿Y tú ya has encendido el fuego en su habitación? —preguntó mientras el criado salía disparado ante él. —¿Estáis calentando agua ya?
NamJoon vaciló como si no tuviera claro si seguirle o no, su hermano se veía muy alterado; luego se dio media vuelta y se movió por el pasillo en dirección al ala más alejada donde estaban sus aposentos.
—¿Ha regresado Taehyung con el señor SeokJin?
Jungkook continuaba andando muy rapido, el criado casi corría para mantener el paso.
