Jimin cerró los ojos con fuerza como un niño pequeño. Así parecía más fácil plantar cara a la negrura de la cámara subterránea. Podía distinguir que el pasadizo se curvaba hacia arriba desde la cueva en dirección al palacio. Era una distancia muy larga para recorrerla encerrada bajo tierra, con masas de roca sobre la cabeza.
Date prisa, piccolo.
La voz sonaba suave y persuasiva, como si Jeon supiera que se encontraba en aquel punto, incapaz de poner en movimiento sus pies. Lo había llamado su pequeño, aquel apodo le tranquilizaba. Taehyung nunca habría pensado en llamarle así. Fue un acicate que lo llevó a actuar cuando nada más servía.
No hay peligro alguno hasta que llegues a un punto en que notarás la diferencia de textura en el suelo. Por una vez estoy agradecido de que vayas descalzo.
Su corazón remontó el vuelto al instante. ¡Era Jungkook! Su mente no lo ponía más en duda. Seguía con vida y lo estaba guiando a través del complejo túnel. Tenía un centenar de preguntas, pero no sabía cómo plantearlas, por lo tanto, se concentró en lo único que necesitaba saber. Si no lo conseguía, si cometía un pequeño error y moría en el pasadizo, quería qué él, Jungkook, estuviera advertido, quería que supiera quién era su enemigo mortal: su propio hermano. Taehyung. Pensó en aquel nombre una y otra vez, repasando sus desagradables recuerdos recientes con la esperanza de darle alguna pista a Jungkook.
El estrecho sendero continuaba ascendiendo constante, una pendiente marcada y resbaladiza, un poco arenosa bajo sus pies. Había limo en las paredes rocosas al igual que en la cueva. Costaba realizar la ascensión, pues era incapaz de encontrar dónde agarrarse en los muros resbaladizos para ayudarse a avanzar. Le dolían las piernas, todo su cuerpo le dolía. Era cada vez más consciente de su agotamiento. Y siempre aquella oscuridad terrible.
Oyó un murmullo entonces. Voces canturreando a su alrededor, tan reales que se detuvo de súbito, palpando ciegamente y a oscuras con los brazos estirados, tan asustado que era literalmente incapaz de moverse.
¡Él también en el pasadizo ya! ¡Taehyung sabía abrir la puerta, y lo había seguido! Supo que él estaba encerrado en la misma oscuridad que él, a tantos metros de tierra.
Sujetándose con la mano a la pared viscosa para no desorientarse, echó una mirada atrás, forzando la vista para poder ver esa boca de lobo que era el pasillo. Había una extraña luz parpadeante tras él y se percató de que Taehyung había encendido una antorcha, pudiendo por consiguiente moverse más rápido que él.
No pasa nada, caro mio. Sigue hacia delante hasta que aprecies la diferencia bajo tus pies. Cuando notes el mármol liso, debes detenerte. Da cinco pasos a tu izquierda. Sólo cinco. Cuéntalos.
Jimin se alejó con decisión de la luz. Jungkook se encontraba en algún lugar por delante de él, tal vez moviéndose hacia él a través del pasadizo. Tenía que depositar en él toda su fe.
ESTÁS LEYENDO
𝑳𝒂 𝑴𝒂𝒍𝒅𝒊𝒄𝒊𝒐𝒏 𝒅𝒆 𝒍𝒐𝒔 𝑱𝒆𝒐𝒏 ✧ 𝙺𝚘𝚘𝚔𝙼𝚒𝚗.
Fanfiction《 FINALIZADA 》 Jimin toda su vida ha sido un tanto "diferente". A sus escasos 19 años es el sanador del pueblo en el que vive y es la alegría de sus vecinos, que lo protegen a él y a su peligroso secreto. Por eso, cuando se le convoca al Palazzo de...