Aidan se iba a lanzar hacia el cuando este desapareció frente a el, dejando al pelinegro frustrado.
-¡No voy a destruir este pueblo!
Narra _____
-Estuvo muy buena la cena, Blanca- la mujer sonrió en agradecimiento.
-Mañana iremos con mi amiga Carolina, _____, dijo que quería conocerte, no invitó a comer.
Hice una mueca de incomodidad, que aburrido.
-Si piensas que te vas a aburrir, no lo creo- dijo mi abuela adivinado mi pensamiento.
-¿A no?- comente.
Mi abuela sonrío.
-Tiene un nieto de tu misma edad, se llama Emilio, y la verdad es un chico atractivo- casi me ahogo con mi propia saliva.
-¡Abuela!- le reproche.
-Cariño, no tiene nada de malo que conozcas chicos, ya estas en edad de tener novio- mire a mi abuelo como pidiendo ayuda.
-Marcela, depende de que chico le guste a mi nieta, su forma de ser.
-Bueno en eso tienes razón. Yo solo decía- mi abuela se me quedo viendo raro.
Puse los cubiertos sobre la mesa.
-Bueno, pues yo me retiro- comente.
-¡Espera! ¿Qué tienes junto al labio?- ¡Mierda el moretón!
Mi abuelo igual se me quedo viendo, en estos momentos quisiera desaparecer como Aidan lo hace.
-¿Qué?- me hice la loca.
-Tienes algo, como una mancha cerca de los labios- hablo mi abuela frunciendo el ceño.
-Oh, no es nada, solo estaba pintando unos... unos zapatos que ya no usaba- mentí.
Mi abuela asintió mas tranquila.
-Oh, de acuerdo.
-Buenas noches- corrí lejos de ahí.
Al llegar a mi cuarto me tire a la cama, como pude ser tan imbécil para no cubrir el estúpido moretón.
Mañana debí hacer un milagro para que nadie se de cuenta.Bueno, como no hay televisión y ni tengo nada que hacer lo mejor es dormir, así que destendi mi cama, me puse la pijama, fui al baño a lavarme los dientes y me metí bajo las sabanas.
Cerré los ojos y la escena del beso con Aidan se repitió varias veces en mi cabeza.
-Hay Aidan- suspire- te extraño- dije girando a ver mi ventana de la habitación tenía la esperanza de que quizás estuviera afuera, !no puedo creerlo! lo acababa de ver y ya lo estoy extrañanado ¿Qué me pasa?
Cerré los ojos y decidí dormir pensado en Aidan y el beso que me había regalado.
(...)
Abrí los ojos de golpe, había tenido un sueño, donde Aidan era forzado a hacer algo horrible y después moría, no, no. El sudor resbalaba de mi frente, el corazón latía a mil. Me levante de la cama con la respiración acelerada y me puse mis pantuflas, tenia la boca seca, tenia que bajar a tomar agua y esa idea ni me agradaba, me daba miedo, pero tenia que hacerlo, no podía quedarme con sed hasta que amaneciera, mire el frío reloj de pilas y los números fosforescentes marcaban 2:57 de la mañana.
Tome mi celular para encender la lampara cuando saliera al pasillo.
Camine por el pasillo mientras la madera rechinaba en mis pies, ese sonido me ponía de nervios.
Baje rápidamente a la cocina, tome un vaso de la alacena, me serví agua y comencé a tomarla, en ese momento detrás de ni se escucho caer un plato lo que me hizo saltar del susto.
-Oh por dios!- dije y me toque el pecho la cerámica del plato, yacía esparcida por el suelo. Mire confundida- ¿Pero como?- era difícil que se cayera ya que estaba todo bien acomodado, deje el vaso en el fregadero y al voltear otro plato cayo frente a mi, pero esta ocasión se escucho una risa escalofriante, era la risa de un hombre, las puertas de la cocina empezaron a abrir y cerrarse, salí de la cocina horrorizada
-¡Estoy soñando, estoy soñando!- dije corriendo a los escalones que me llevaban a la segunda planta de ni casa.
Subí las escaleras y corrí a mi habitación para encerrarme.
Me metí bajo las sabanas temblando, pero estas fueron rasgadas por un ser invisible que las paso desgarrando, des afortunadamente me rasguño la pierna, grite con todas las fuerzas que me dieron mis pulmones, pero nadie llegaba a mi auxilio.
Las sabanas siguieron siendo arañadas, eran las pesadillas, me baje de la cama con mi pierna ensangrentada, las lágrimas escurrían por mis mejillas, otro rasguño, pero ahora en mi brazo derecho, el llanto era ensordecedor pero nadie llagaba a mi habitación.
-¡Ayúdenme!- grite- ¡ayúdenme!- volví a gritar, no importaba a donde iba los rasguños seguían, parecía que las uñas eran de lumbre, la pijama tan solo ya eran hilos, estaba llena de sangre, sentía ardor, prácticamente querían deshacerme la piel con todos los rasguños que me estaban haciendo.
De pronto mis ojos se cerraron.
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Hijo de la Luna | Aidan Gallagher | Terminada
RomanceLa leyenda que nadie quiere contar. la vida de _____ Basteri es sumamente normal, la típica vida de una chica de 19 años que solo busca ser alguien en la vida, ella a decido estudiar en la Universidad la carrera de Filosofía. Todo iba bien hasta que...