♪29♪

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JungKook

Termino de correrme en el condón, pero forzadamente. En estos últimos días no disfruto mis encuentros íntimos con Lisa. Además de que incrementaron las peleas. Ahora son casi diarias y por cualquier pendejada.

Beso sus labios una última vez y me paro de la cama caminando hacia el baño dispuesto a quitarme todo el sudor.

—¿Qué está pasando? —pregunto en un susurro mientras me apoyo en el espejo y miro mi reflejo.

Algo está cambiando con ella...

Me comenta mi mente.

Debe estar bajo mucho estrés por su nuevo trabajo como mesera... Si, es eso...

Me digo calmadamente pero unos toques en la puerta llaman mi atención.

JungKook, me llamaron de urgencia en el trabajo, no quedan más meseras y el lugar está lleno. Necesito que salgas rápido. —me pide con urgencia.

Acabo en un segundo y salgo.

—Todo tuyo.

Ella entra con afán y cierra dejando el seguro puesto.

Yo camino al armario y saco una camisa larga, jeans y botines.

Lisa sale cuando yo estoy atando mis agujetas. Se viste con un corto vestido bajo mi mirada, pero noto algo.

—¿Qué? —me pregunta comenzando a maquillarse.

—No recuerdo haberte dejado un chupón en la espalda. —alzo una ceja en su dirección.

Ella tuerce los ojos y me mira.

—Es viejo, del viernes pasado cuando fuimos a tomar y te embriagaste hasta perder la conciencia —me recuerda—. Tuvimos sexo y me dejaste ese chupón.

No estaba tan borracho. Pero quizás se lo hice y no me di cuenta.

—Mierda. —vuelvo mi atención a ella.

—¿Qué ocurre? —pregunto y miro como rebusca en el estante de su maquillaje.

—No encuentro mi delineador aprueba de agua.

Recuerdo que lo lanzó el viernes pasado a un lugar en la sala.

—Lo tiraste en algún sitio de la sala.

Ella con pasos firmes va a la sala y escucho como rebusca en todos los lugares existentes.

—¡JungKook! —grita.

¿Vió una araña?

Camino tranquilamente hasta la sala y veo algo que no me agrada ni un poco.

Mi maleta está abierta y Lisa tiene el cuadro de mi hijo en sus manos.

—¿Qué es esto? —pregunta entre dientes enterrandole las uñas al lienzo.

¡No! Lo dañarás así.

—Aquí el que hace las preguntas soy yo —me cruzo de brazos, ahora de mal humor—. ¿Qué haces revisando mis cosas? Te dije hace un mes que no te quería ver hurgando entre lo que es mío.

Ignora mi pregunta.

—¿Quién es este puto bebé? —alza el cuadro.

Tiendo mi mano.

—Dámelo Lisa. No quiero una discusión.

—¡¿Quién mierda es?! —le entierra más las uñas.

—No quiero que las cosas se pongan violentas. Solo dame el cuadro —estoy empezando a ponerme impaciente—. Es un bebé que ví en el parque. —le doy la misma mentira que a Jackson.

Entrecierra los párpados.

—¿Así? ¿Y por qué se parece al imbécil de tu ex? —pregunta queriendo romper la tela.

—¡Que me lo des Lisa! —grito.

—¿Ó qué? ¿Qué harás? —me reta—. ¿Me golpearás?

Tranquilo JungKook, tranquilo.

—Sabes que jamás te tocaría un pelo de ese modo. Pero eso no significa que no voy a usar la fuerza contigo. —respiro fuertemente.

1... 2... 3... 4... 5... 6... Sigue contando y cálmate.

—Anda, quitámelo de las manos —me vuelve a retar. Se acerca a la mesa donde hay unas tijeras—. Creo que así quedará más bonito. —las acerca al rostro de mi bebé.

¡No más! Es todo lo que puedo soportar.

Me acerco rápidamente y le arranco las tijeras de las manos.

—No le harás nada a esa pintura... —susurro amenazante pegado a ella.

—Voy a destruir está mierda de él. —me mira mordazmente.

Lanzó las tijeras y empiezo a forcejear con ella por el cuadro.

—Lisa, ¡dámelo! —exijo.

—¡¿Por qué?! —me grita en el oído.

Joder... Eso dolió.

—¡Porque es algo que me pertenece! —alzo la voz.

—Voy a pulverizar ésta porquería de él quieras o no —me empuja pero me mantengo en mi lugar—. Apuesto a que es él bebé, ¿cierto?

Si supieras...

Lisa dámelo por las buenas. —intento una última vez.

—No lo haré, así que tendrás que arrancarlo de mis manos.

—Como quieras. —¿Quieres la fuerza? Bien, te daré la fuerza.

Tomo sus muñecas comenzando a apretarlas sin causarle daño.

—JungKook suéltame, me está doliendo. —ahora si se ve más calmada. Sé que no le duele, conozco bien su cuerpo.

—Te lo pedí por las buenas y no quisiste. Ahora dámelo. —le pido moviendo mis manos y uno de los huesos que por naturaleza están salidos de sus muñecas.

Sé que si los aprieto le causarán un pequeño dolor que me dará el tiempo suficiente para tomar la pintura.

—Última vez que te lo digo. Dámelo. —le doy un último chance.

—No. Lo. Haré. —se acerca a mi cara.

—Muy bien. Tu lo pediste. —pongo mis pulgares sobre esos huesos y los oprimo.

Lisa gime y pierde fuerza en su agarre.

Muevo rápidamente mis manos y le quitó el cuadro.

Tranquilo precioso... Ahora estás a salvo.

Lisa mira sus manos y después a mí.

—Eres una mierda —me escupe—. Me rompiste dos uñas.

Me encojo de hombros.

—Volverán a crecer.

Más enojada —si eso es posible—, toma su bolso y se va diciendo unas últimas palabras.

—Eres una jodida mierda Jeon. —azota la puerta.

—¡No te preocupes, te llevarás una sorpresa cuando vuelvas más tarde! —le grito.

He tomado una decisión... Me voy a mudar al apartamento que alquilé hace unos días.








































































Perdón la tardanza, no se quería guardar el capítulo. El paraíso se le convirtio en un infierno para Jeon. Y no será lo único.
Quizás no sea el último capítulo de hoy.

Espero les guste el capítulo.

EDITADO

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