♪11♪

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JiMin

Me despierto pero casi no puedo ver nada. Mierda. ¿Qué tan hinchados están mis ojos? ¿Cuánto lloré anoche?

Mi cabeza duele.

Minie... —escucho la voz de HoSeok mientras toca suavemente la puerta—. Minie, ¿estás despierto?

—Si, pasa —le hablo intentando abrir lo más que puedo mis párpados.

Escucho como la puerta se abre y HoSeok entra.

—Diablos rayito de sol —se exalta—. Parece como si te hubieran pegado en los ojos con unos guantes de box.

Me río suavemente.

—Estan muy hinchados, cierto —me toco mis inflamados ojos—. ¿Me veo muy mal?

—No Minie, sigues igual de hermoso que siempre —me acaricia la mejilla—. Tae me pidió que te despertará, dice que tú celular a estado sonando como loco desde las siete de la mañana. Son nueve y media.

—Si, ya me levanto —siento como se coloca de pie y se acerca a la puerta—. Hobi, ¿me harías un favor?

—Por supuesto Minie, ¿cuál? —me pregunta con amabilidad.

—¿Puedes por favor tomar dos cucharas, llenarlas de agua y colocarlas en el congelador de la nevera? —le susurro con vergüenza.

—Claro Minie, pero, ¿para qué? —hay duda en su voz.

Suspiro con resignación.

—Como sabes Hobi, también doy clases en una academia de danza igual que tú. —escucho su sonido de afirmación—. Bueno, me han llegado todo tipo de estudiantes, y entre esos están las chicas que rompieron con sus novios. Dicen que lloraron durante toda la noche pero nunca hay rastros de ni siquiera una lágrima. Quizás solo los ojos algo enrojecidos —tomo aire—. Un día, curioso les pregunte qué hacían para disimular todo eso, me dijeron que utilizaban cucharas congeladas y después las ponían sobre sus párpados para disminuir la hinchazón. De sus pruebas de despecho solo quedaba el tono rojizo en los ojos, pero y ya. Yo por obvias razones, nunca lo puse en práctica —rasco mi nuca con incomodidad—. Pero creo que es momento de hacerlo yo también.

—Oh, lo comprendo... —susurra también incómodo—. Ya lo hago.

Sale de habitación y yo como puedo tomo un conjunto de ropa para guiarme hasta el baño y meterme ahí.

El agua caliente abraza mi cuerpo mientras me baño con delicadeza.

Dios, anoche casi me quedo seco apunta de lágrimas.

Mi cabeza sigue doliendo pero no tanto como antes.

Cuando termino, siento mi cuerpo más relajado y puedo ver más.

Me visto con un pantalón negro y sencilla camisa blanca.

Al salir veo a Tae sirviendo los desayunos mientras se queja de algo.

—¡Joder! HoSeok por favor rompe esa maldita porquería, me va a volver loco —sirve el jugo de mala gana—. ¡Lanzalo por la ventana! Quizás así se calle.

—Woow Tae. ¿De qué te quejas? —le pregunto una vez me siento en una de las sillas del mesón.

—De tu estúpido celular —se queja mientras me apunta con la espátula—. Está peor de insistente que fea enamorada.

Me río por su comentario.

—O lo callas tu, o lo hago yo. Y créeme que no te gustará mi manera —lo pone con rudeza al frente mío.

♪MENTIRAS♪ |Kookmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora