♪38♪

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JiMin

Ha pasado una semana desde que el señor PD nos pidió a TaeMin y a mí ser parte del festival.

El tiempo realmente se está pasando muy rápido y mi vida va de maravilla. Además me complace decir que JungKook ya no entra en mis pensamientos ni por error.

Eso se lo debemos a nuestro coqueto chico vainilla.

Me responde feliz mi subconsciente.

Así es, gracias a TaeMin o chico vainilla —su nuevo apodo, al cual le puse de ese modo, luego de que combinaramos caramelo y vainilla, solo para darnos cuenta del sabroso resultado que quedaba— gracias a él no tengo ni un pensamiento con mi ex. Además de que se ha vuelto un coqueto sin remedio, casi igual a Min Ho.

Hoy es domingo y no tengo que dar clases, pero aún así voy a ir a la academia para practicar la nueva coreografía con TaeMin.

—Realmente mi vida ahora es magnífica. —suspiro mirando mi espejito portátil.

Termino de cepillar mi cabello y salgo de mi apartamento.

Son las ocho de la mañana y todo está callado, a excepción del apartamento 206 dónde vive mi nuevo vecino. Siempre que estoy aquí, puedo oír como pone música y la sube a tal nivel que se puede oír en los pasillos.

He intentado hablar con él, pero cada vez que lo intento, se desaparece sin dejar rastros. Y cuándo toco su puerta porque sé que él se encuentra, no me puede oír por la música. Así que no he podido verle ni siquiera el rostro.

Aunque en algún momento le pienso caer por sopresa a su el apartamento y no podrá escaparse como siempre lo hace.

Bajo a recepción y veo a Gabriel. ¿Dónde estará el otro guarda? Siempre veo a mi querido amigo ruso.

—Hola Gabriel. —lo saludo sonriente.

—Buen día joven Park, ¿cómo está? —pregunta mientras me abre las puertas al exterior.

—Bien, muy bien, gracias —salgo por completo del lugar—. Que tengas lindo día, Gabriel.

Miro al frente y veo algo que ya me esperaba.

—Te dije que nos reuniéramos en la academia, no que vinieras aquí. —reprendo a TaeMin cuando me subo a su camioneta.

—Sabías que no te haría caso —besa mi mejilla—. Sabes que no me gusta que gastes dinero en transporte, cuando me tienes a mí.

—No eres mi chófer personal. —abrocho mi cinturón de seguridad.

—Quiero ser tu chófer personal y todo lo que me permitas ser. —me guiña un ojo coquetamente y yo suelto una risita.

—Antes no eras tan coqueto.

—Antes no te coqueteaba porque hasta apenas nos estábamos conociendo y tú acababas de salir de una relación —arranca el auto—. Actualmente ya puedo demostrarte todo lo que quiero contigo y lo que siento por ti. Han pasado dos meses desde que estás soltero y tus heridas están más curadas que antes, yo me he encargado de eso principalmente.

Siempre tan directo.

—Aún no estás listo para una relación y eso lo sé —me mira un segundo y vuelve a guiñar su ojo—. Además, un poco de coqueteo no le hace daño a nadie.

Me río.

—Tengo suficiente coqueteo con mis alumnos, sobre todo con el de Min Ho.

—Yo ya me encargué de él, no te preocupes. —se encoje de hombros.

Entrecierro los párpados.

—¿Qué hiciste? —le pregunto divertido.

—Solo le dije que si quería pasar mi clase, dejaría de ser un perro calenturiento contigo y me dejara el camino libre a mi.

Empujo su hombro mientras él estaciona la camioneta en los parqueaderos de la academia.

—Me saliste celoso y territorial, eh vainilla. —bajo del auto.

—Solo contigo, caramelo. —me lanza un pico.

¿Y si le seguimos el coqueteo?

Propone mi subconsciente.

Si, lo haremos.

—¿Por qué no vienes para acá y me lo das aquí? —apunto mis labios.

TaeMin se sorprende, pero al segundo lo oculta.

—No puedo, te dejaría hechizado y aún no es momento para eso —me abraza por los hombros y ambos caminamos al interior de la academia—. Aunque los puedes ver cuánto quieras. Muy pronto estarán sobre ti. —no sé si tomarme eso con doble sentido.

Miro sus rosados labios, y los míos comienza a picar. Estar tan cerca de su cara tampoco me ayuda en lo más mínimo con la nueva tentación que tengo.

—¿Hay algo de malo si quiero que me hechices? —susurro intercambiando la mirada entre sus labios y sus ojos.

Tiene un perfil muy bonito.

—No, no hay nada de malo con eso —me mira y también intercala su mirada entre mis ojos y mis labios, los cuales humedezco con mi lengua causando que él trague saliva—. Pero aún no es momento para eso. —se acerca y besa una de las esquinas de mi boca.

Tan cerca pero tan lejos.

Suspiro y ambos nos adentramos a un salón, listos para empezar un nuevo día más de rutina.











































































Nuevamente sin comentarios... Solo diré que JiMinnie tiene nuevas tentaciones por su chico vainilla.

Espero les guste el capítulo.

EDITADO

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