♪07♪

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JiMin

Abro mis párpados y miro a mi alrededor. Me siento en la cama, desorientado. ¿Dónde estoy?

¡Minie despiértate ya! —el grito de Tae me hace recordar todo...

Absolutamente todo. Y duele.

¡Ya casi es medio día perezoso! —Tae patea la puerta de la habitación causando que salte en la cama—. ¡Tu desayuno feliz está aquí! —grita con entusiasmo mientras alza la bandeja con mi desayuno favorito.

Sé porqué está tan feliz. Es solo una fachada con la que intenta evitar que me deprima. Oh Tae... Solo tu intentas pasarme una felicidad que ni siquiera tu estás sintiendo.

—Gracias —susurro comenzando a comer los trocitos de papaya con limón—. Está realmente delicioso.

—¿Y? —me mira sonriendo casi como el gato Chesire de Alicia. Es espeluznante—. ¿Qué quieres hacer hoy? —me pregunta tomando uno de los trocitos y metiéndoselo a la boca.

—¿No tienes planes con HoSeok? —le pregunto ahora metiendo el huevo y salchicha en las tostadas.

—Oh si, pero tú a ellos te puedes unir. No es nada de pareja —se encoge de hombros—. Él en estos momentos tuvo que ir rápido al trabajo, lo llamaron de emergencia.

—Oh, ¿sucedió algo malo? —pregunto con la boca llena.

—No, solo que no encuentran un CD muy importante. —dice distraídamente.

—Ohhh... —susurro terminando el jugo de naranja—. ¿Y cuáles son sus planes?

Me mira y sonríe como si se estuviera disculpando.

—Solo sentarnos en el sofá y ver una serie en Netflix —susurra con vergüenza.

—Hmmm esos son planes de pareja —lo miro alzando una ceja.

—¡No! Es solo ver una serie. Es inclusive un plan de amigos. —me asegura con rapidez.

Mi pobre Tae no sabe cómo actuar en esta situación dónde yo estoy con el corazón roto. Te entiendo... Yo tampoco sé qué hacer en estos momentos. Nunca pensé en estar en una situación así.

Si tú lo dices —desvio la mirada—. ¿Qué haremos mientras HoSeok llega?

Se ríe con nerviosismo.

—Pu-Pues... Organizar el apartamento —rapidamente junta sus manos como si estuviera rezando, agacha la cabeza y las extiende hacia mi—. ¡Lo siento! No quería ponerte a hacer eso, pero realmente este lugar es un chiquero de marranos.

Me río. Una risa real. En estos momentos es cuando recuerdo por qué eres mi mejor amigo.

—Pues vale —salgo de la cama y me estiro—. Vamos a arreglar tu cuchitril, marrano.

Salgo a la sala y miro todo el lugar. ¡Diablos Tae, realmente es un cuchitril! ¿Por qué no lo noté anoche?

Quizás por estabas muy cansado mentalmente como para ponerte a mirar tu entorno.

Me responde mi subconsciente viendo todo con asco.

Miro la mesa. ¡¿Esa pizza cuánto tiempo llevará ahí?! ¡Creo que respira!

Lo miro con los ojos agrandados.

—¿Por qué permitieron que su apartamento terminará tan sucio? —le pregunto mirando el reguero de loza que quiere llegar hasta el techo de la cocina.

Se encoge de hombros mientras un fuerte sonrojo aparece en su rostro.

—Todo empiezó con una envoltura de chocolatina que deje caer al suelo y se me olvidó botar a la basura —susurra sin mirarme—. Y la cocina se puso así luego de decir mil veces “en un ratito lavo esa loza que ensucie”. Y ahora está así...

—¿Y por qué HoSeok permitió eso? —le pregunto cruzado de brazos.

—Él está tan ocupado con su trabajo que no puede ayudarme siempre —murmura con tristeza.

Oh mi Tae...

—Ya no importa —le pellizco la mejilla con la mejor sonrisa que pueda plantar en mi rostro.

Eso es JiMin. Finge estar bien para evitarle a Tae la carga de preocuparse por ti.

Mi subconsciente me mira con los pulgares arriba.

—Vamos a arreglar todo. Tu te encargas de la cocina y yo de la sala — sugiero.

—¡¿Qué?! ¿Y por qué yo de la cocina? —forma un puchero.

—¿Quieres ir con la pizza que respira? —le pregunto.

—Por supuesto qu... —agranda los ojos—. ¡¿Está respirando?! Eso te lo dejo a ti, chau. —en un segundo está a más de tres metros lejos de mí.

Sonrío y niego con la cabeza viéndolo correr a la cocina.

Me acerco a la sala.

Por favor Diosito que no haya nada radioactivo en ese lugar.

Nos pasamos las siguientes tres horas arreglando, pero valen la pena. El apartamento quedó tan reluciente como medalla de oro.

—Estoy cansado —exhala TaeHyung tirándose al sofá—. Y hambriento.

—Si quieres hago el almuerzo —miro el reloj de la pared—. Ya es algo tarde.

Tae se para con pesadez y me mira.

—No, tu eres mi invitado y ya hiciste mucho por mi al ayudarme a organizar este lugar. —aprieta mi hombro—. Mejor ve a bañarte.

Asiento con la cabeza y me voy al baño que está en el pasillo.

Al ingresar y mirarme al espejo veo algo que no me agrada, y que pensé que jamás vería...

Soy yo. Tengo ojeras, mis párpados están hinchados y mis ojos están rojos. Mi cabello está peor que el de un loco. Mis labios están rotos y quebrados. Y mi piel está más palida que la de un fantasma.

Sí, típica apariencia de alguien a quien le han roto el corazón.

Gracias Jeon. Muchas gracias.

Negando con la cabeza, me despojo de mis ropas y entró en la ducha. El agua caliente relaja los músculos.

Suspiro pensando en como mi vida dió un giro de 180° con tan solo un acto. Un asqueroso acto.

¡Minie no tengo todos los ingredientes del almuerzo! —me grita Tae—. ¡Voy al supermercado! ¡Ya vuelvo!

—¡Ten cuidado Tae! —le grito de regreso.

Bueno JiMin, deja de pensar en ese estúpido.

























Primer capítulo del maratón. Espero les guste. Se vienen fuertes capitulos en el maratón. Muy fuertes.

EDITADO

♪MENTIRAS♪ |Kookmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora