01 ‖ Our Hell [D.M]

12 ‖

Estaba en medio de un bosque; era fácil de reconocer, el bosque prohibido. Era una noche fría, las estrellas se dejaban ver en un cielo despejado. Camine por el bosque hasta un claro de luna en medio de los arboles. Divise una pequeña construcción de piedra con rejas color oro. Arriba de aquella reja se leía "Spellman".

Ambos lados de la construcción tenían estantes, llenos de libros viejos y amojosados, corrompidos por la humedad. En el centro del lugar había una mesa de mármol blanco, donde había una persona tapada con un manto blanco fino y delicado. A paso lento me acerque y quite el manto. 

"Isabella Ciara Spellman". 

-No es posible.- solloce llevando una mano a su mejilla.- Me prometiste que no te irías, no me dejes sola- dije entre lagrimas.

-Es tu elección.- un voz detrás mío me sobresalto.- Tu decides quien debe vivir.-

-¿Porque?- Grite. Estaba furiosa y sola. El amor de mi vida ya no estaba conmigo. 

Se posiciono a mi lado y miro fijamente la mesa blanca, ella ya no estaba ahí. Mire a todos lados y no estaba. Volví mi cabeza hacia la mesa y apareció detrás de esta.

-Déjame volver, por favor.- su voz era fría y arrastrada; su mirada apagada y opaca; su pelo que alguna vez brillaba, estaba seco.- ¿Creías que no lo sabría? No hay espacio para ambas en este mundo.- 

-Solo eres la parte rencorosa, no quieres salir.- 

-No merecen mas, no te merecen Isabella. Mira lo que han hecho.- señalo entre ambas.- Separaron el blanco y negro de una persona, nos han destrozado.- 

-Todos merecen una segunda oportunidad.- 

-¿Cuantas segundas oportunidades existen? Lamento dejarte, pero no lamento ser libre.- 

-Por favor, quédate.- suplique.- Podre sola.- 

-El amor te ha hecho esto. Te ha vuelto frágil.- intente detenerla con todas mis fuerzas pero su razón era valida.- Lo entenderás, Isabella, lo entenderemos.- 

[•••]

Me desperté sudando y con lagrimas de impotencia. 

Impotencia de entender que aquella imagen negativa de mi, tenia razón; convivimos dos personas dentro de un mismo reservorio permanente. Razonaba desde el dolor y el rencor, desde lo mas pequeño hasta las mas grandes marcas que dejaron una grieta.

-¿Que sucede Isa?- era su voz. Lo abrace con desespero.- ¿Estas bien, mi amor?- 

-Solo fue un mal sueño.- Su sonrisa buscaba tranquilidad inexistente, estaba algo tenso, lo notaba.- Sigue durmiendo.- 

No podía volver a conciliar el sueño. Las cinco de la mañana marcaban la incomodad de mi cama, con la oscuridad que aun seguía fuera. Me levante con sumo cuidado de no despertar a quien debía vigilar la calidad de la noche, Draco. Me dirigí al baño y duche, meditando cada palabra, cada razón y cada pequeño corte.