Sus ojos miraban directamente a los míos. Noté el calor subiendo por mis mejillas.
Pensé en separarme montando alguna excusa tonta, pero algo me lo impedía, quizás fueron sus ojos o... No sabía que era, pero no me podía mover y mucho menos separar la vista de sus oscura y atrayentes mirada.
No me dio tiempo a reaccionar cuando su mano sujetó mi mejilla izquierda y acercó mi rostro al suyo. Fue tan rápido que lo único que me dio tiempo a notar fueron sus labios sobre los míos.
Aquel beso no era como los demás. Aquel fue distinto, incluso se podría decir que especial, pues los que anteriormente había dado, habían sido sobretodo por alguna misión. Este no. Él me estaba besando porque quería y yo se lo devolvía con gusto.
Mi mano se dirigió sola hacia su brazo mientras el beso tomaba más confianza.
Nos separamos a los pocos segundos, mas ninguno quitó sus dedos de la piel del otro.
-Te brillan los ojos igual que la noche aquella -murmuró y, como si aquello lo hubiese dicho sin pensar, bajó la mirada avergonzado.
Sonreí a sabiendas de que ya tenía las mejillas pintadas.
-Emm... ¿Se supone que estamos...? -dijo a los segundos, dejando la oración a medias. Apoyó la cabeza en el cabecero de madera.
-¿Saliendo? -levanté una ceja divertido con su nerviosismo.
Asintió con la cabeza, mirándome de reojo.
-No sé, se supone que así se empieza, ¿No?
Pregunté con sincera inocencia, pues, técnicamente, ni había tenido pareja en condiciones desde... Nunca. Sí alguna relación tonta de críos, pero no se me había presentado nunca la oportunidad de tener algo serio.
-¿Tan poco sabes sobre el tema? A ver, yo tampoco soy profesional, pero digo -comentó sentándose con las piernas cruzadas, mirando en mi dirección.
Imité su gesto, dejando la extremidad herida estirada.
-Llevo en la mierda de la mafia ya diez años, no me ha dado la vida para tener pareja alguna.
-¿Todas tus misiones esas que has tenido que hacer se basan en engatusar?
¡Hala! Pues si que es directo el chico, me gusta.
-Las primeras, claramente, eran solo distracciones, pues nadie notaría nada raro en un crío de quince años.
-¿Cómo suelen ser?
-¿Las de ahora?
-Sí.
-Son aburridas. Beben, se calientan y termina en la cama. Una mierda.
-¿La fiesta aquella fue aburrida? -preguntó con timidez, jugando con la pata de su pantalón.
-No hubo alcohol ni sexo -me encogí de hombros.
Me sentí bastante bien al ver como se le alegraba la vista.
-Mi principal pensamiento no fue, ni es, llevarte a la cama -murmuró con las mejillas sutilmente pintadas, supongo que al igual que estaban las mías, pues había notado con exactitud el calor subiendo por mi rostro.
Carraspeé incómodo.
-Y... ¿Cuál era o es?
-Conocerte.
Vale, eso había sido demasiado ya. No tenía pruebas, pero tampoco dudas de que mis mejillas se veían completamente coloradas.
-¿Solo eso? -levanté una ceja ocultando mi nerviosísmo.

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Mi perdición [EMILIACO]
FanfictionJoaquín Marconi, hijo del jefe de la mafia más poderosa de México, es solo un chico de veintitrés años, pero ya ha visto y cometido más de uno y de dos delitos graves. Su padre tiene algunas cosas sin resolver con los Gressorio, por lo que su mayor...