Diego entró a la oficina de su padre manteniendo una postura tosca. Saludó a su tío quien se encontraba allí también, después se sentó para escuchar las instrucciones.—Bueno, ya llegó Diego, ¿Cuál era la propuesta que querías hacerme? —le dijo Gonzalo a su hermano.
—Estuve pensando que Diego podría ayudarnos en el área de publicidad —apuntó Gustavo. Luego se dirigió al castaño —. Eres bueno en la parte de fotografía, podrías encargarte de actualizar el catálogo de la página web y hasta ayudar en la revista.
— ¡Por supuesto!, Es que eso le propuse a mi papá desde el principio; pero él no estuvo de acuerdo.
—Pues sigo sin estar de acuerdo. No vas a trabajar en la parte publicitaria —dijo tajante Gonzalo.
—Ves, tío —se molestó Diego — ¿Qué quieres entonces? ¿Trabajo en dónde?
—Gonzalo, no entiendo tu posición, ¿qué tiene de malo que Diego quiera enfocarse en la fotografía?
—Lo que pasa es que quiere que me quede detrás de un escritorio, y que me vuelva un hombre frío y amargado como él.
—No me hables de esa manera —comenzó a sulfurarse el padre.
— ¡Ya!, no vamos a discutir otra vez —se interpuso Gustavo —. ¿Qué sugieres entonces?, porque en la fábrica no puede trabajar.
—Obviamente que en la fábrica no, Diego no sabe nada de eso —dijo Gonzalo, y se detuvo a pensar por un momento —. La pasante nueva, ¿qué funciones tiene ella?
— ¿Luisa? –Gustavo no comprendió —. Creo que Miranda le va a asignar algunos proyectos nuevos, ¿Por?
—Bien, que Diego trabaje con ella.
— ¿Por qué?, Diego no conoce nada de diseño —Gustavo seguía sin entender.
—Pues para que aprenda, que sepa como se debe relacionar con los clientes. Además, puede que no sepa nada de diseño; pero una buena propuesta financiera también puede convencer, y Diego si sabe de finanzas —Gonzalo fijó la mirada en el castaño —. Después de cinco semestres de Administración de empresas espero que por lo menos hayas aprendido a elaborar un presupuesto y una tabla de costos.
El castaño no dijo nada, tan solo esbozó una sonrisa sarcástica.
—A ver, en vista de que no vas a cambiar de opinión; está bien, que Diego sea, como el asistente de Luisa —Gustavo se dirigió a su sobrino —. Ayúdala con la parte de cotizaciones, también encargate de los proveedores, y puedes estar al tanto de alguna obra por si ella está ocupada con otra.
—Y te encargas de entregar el informe financiero al contador.
—No me jodas papá, ¿Cuál es tu empeño en obligarme a estar en la parte financiera?
—No te estoy preguntando, te estoy diciendo lo que tienes que hacer —Gonzalo plantado en su posición.
Frente a la obstinación del padre, no hubo más que hacer sino seguir sus instrucciones. Así las cosas, comenzaron a ocuparse de sus labores.
Eran las once y media de la mañana. Luisa regresaba satisfecha a la oficina, se había reunido con su primer cliente y todo había salido a la perfección. Se presentó sonriente ante Miranda Fonseca para darle la buena noticia.
—Miranda, ¿interrumpo? —dijo la rubia desde la entrada.
—Luisa, no tranquila, pasa.
—Te tengo buenas noticias —Luisa no dudo en expresar su felicidad. Se sentó para dar el informe —Me fue muy bien en la reunión con Patricia Marín, quieren que Atiko les haga la remodelación.
— ¡Que bien! ¡Felicitaciones!
—Gracias. Quedé en presentarles una propuesta el viernes. Entonces, yo creo que mañana me pongo en esas y cotizo materiales.
—Hablando de eso, vas a tener ayudante.
— ¿Ayudante?
—Si, lo que pasa es que Diego, que es el hijo de Gonzalo, te va a acompañar de ahora en adelante.
—Ah, ok. ¿Y eso? ¿Quieren ver cómo es mi trabajo?
—No, nada de eso. De hecho, tú vas a ser como la maestra de Diego. Él no está muy empapado del tema, vas a tener que ayudarlo un poco.
—Buen día —El castaño apareció en ese momento.
Luisa llevó su mirada a la puerta, apenas vio al muchacho hizo un movimiento rápido girando su rostro ocultándolo del joven; tuvo que disimular su cara de sorpresa, no podía creer lo que estaba pasando.
—Diego, pasa. Justo estábamos hablando de ti —Miranda se levantó para saludar al castaño.
—Miranda, que bueno verte
—Me enteré de lo que hiciste, eso no se hace joven —un regaño dado de manera tierna.
—Por fa, no me regañes tú también, ya suficiente tengo con mi papá.
—Está bien. Que bueno que llegaste. Te quiero presentar a Luisa, es con ella con quien vas a trabajar.
La rubia, que llevaba ocultando su rostro del castaño durante todo el rato, se vio obligado a verlo a la cara. De todas las personas del mundo ¿cómo era posible que ahora tuviera que trabajar con él?
— ¡Uy!, usted otra vez —apuntó Diego, asombrado.
— ¿Se conocen? —preguntó Miranda.
—En el ascensor. Nos encontramos esta mañana —se apresuró a responder Luisa, pues no había contado su incidente con el hombre del café.
—Sí, en el ascensor —replicó el joven.
—Ah bueno. Entonces, que les parece si se reúnen para hablar y cuadrar los asuntos del trabajo —sugirió la mujer.
Los jóvenes asintieron; sin embargo, como ya estaba por llegar la hora del almuerzo, acordaron reunirse en las horas de la tarde y organizarse para trabajar.
El asombro de Luisa no podía describirlo; el cielo volvía a confirmarle que tenía un don poderoso. El joven de sus sueños representaba algo mucho más que eso, un sueño, y en definitiva era alguien importante en su vida por como estaban transcurriendo los hechos.
Hola.
Que creen que se viene?
Gracias por leer.
Bendiciones.
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El amor es más fuerte
SpiritualLuisa Fernanda Jiménez es una joven apasionada y luchadora, es estudiante de diseño de interiores próxima a graduarse; además de ello, está entregada por completo a su fe, a tal punto que ha sido provista de un don especial con el que se dedica a se...