Completamente seguro de que Luisa era la mujer con la que quería pasar toda su vida, el castaño tuvo primero que aclarar su situación con María Paula; no podía iniciar una relación estando involucrado en otra.
Se citó con la pelinegra para darle un fin al noviazgo.
—María Paula… Tu y yo sabemos que esta relación no va para ningún lado. —Tocó el tema con el mejor tacto posible —. Ya no hay cosas en común, tenemos planes diferentes, pensamos diferente.
—Pero eso se puede arreglar, para eso está la comunicación. —Ella buscó llegar a una conciliación.
—No… Mira, ambos sabemos que nos metimos en esta relación fue por desparche, por pasar el rato. Y yo últimamente he entendido muchas cosas. Estoy comenzando una nueva vida, dedicando tiempo a Dios, a mi crecimiento espiritual. María Paula, no quiero hacerte daño, y sé que tu tampoco a mi. Es mejor que paremos aquí antes de que todo empeore.
— ¿Tú te estás escuchando? —Se sintió humillada en gran manera —. Aunque yo ya entiendo todo. ¿Es por la rubia esa de la oficina, cierto?, te hechizo, te dio algo. Claro, como se cree bruja.
—Luisa no es ninguna bruja. —Respiró profundo y se dispuso a decir la verdad —. Pero si, también es por ella. Yo… me enamore. Y antes de que empieces a juzgarla, te aclaro, ella no hizo nada para seducirme. Las cosas se fueron dando, comenzamos a compartir, a hablar, y yo comencé a interesarme.
—Eres un imbécil, Diego. —Se levantó de la silla, dominada por la rabia —. Una cosa si te digo, tu no me terminas a mi, yo termino contigo. Y ojala tu y la muchachita esa nunca lleguen a ser felices.
—No te pongas así. Siéntate y hablemos bien. —Trató de calmarla. Ella se fue de la cafetería sin nada de condescendencia —. María Paula, espera.
Prefirió no seguirla. Se sentó y pidió a Dios que obrará en la joven y le ayudara a entender que era lo mejor para los dos.
Entre tanto que María Paula terminaba una relación, su hermano se proponía dar inicio a una. Andrés tomó el celular, buscó en los contactos el número de Magdalena, que Isabela le había pasado previamente, y sin dar más espera dio paso a la llamada para iniciar su perverso juego.
Unos segundos después, la morena atendió al teléfono.
—Aló, ¿hablo con Magdalena?
—Si, ¿yo quién habló? —preguntó, extrañada.
—Magdalena, ¿No sé si se acuerda de mí? Yo soy Andrés Castiblanco. Nos conocimos en la fiesta de aniversario de Atiko. Soy el amigo de Isabela Sandoval.
— ¡Ahhh! —Recordar la humillación la llenó de un sentimiento de molestia — ¿Y usted como consiguió mi número?
—Isabela me ayudó a conseguirlo, pero eso ahorita no importa. Usted no sabe cuanto yo quería comunicarme con usted —Se mostró como un pecador arrepentido —. Y es que, yo la he estado buscando, porque quiero pedirle perdón.
— ¿Pedirme perdón? — La morena no podía creerlo.
—Sí. Yo me comporte horrible en la fiesta, la trate muy mal y… Estuve pensando todos estos días y, no sabe la carga que estoy llevando en este momento. Me siento super culpable. Le pido, de corazón, que me disculpe.
— ¡Ah!, pues, bueno —No supo que más decir. La situación le parecía totalmente confusa —. Bueno, pues si eso era todo, lo dejo.
—No, no, no. Magdalena espere, no me vaya a colgar —se apresuró a retenerla —. Es que, yo quisiera tener un detalle con usted, como una forma de restituir mi comportamiento del otro día.
—No, tranquilo, no es necesario. Ya con las disculpas es suficiente.
—Yo en cambio creo que no —insistió —. Yo creo que de verdad tengo que hacer esto. Además usted a mi no me conoce, lo único que tiene es la imagen de un man que se burla de las personas. Yo no quiero que se quede con esa impresión de mi. De verdad, déjeme compensar mi actitud del otro día
—La verdad no es necesario, pero pues, no sé, ¿qué es lo que quiere hacer?
—Por ahora, que le parece si nos reunimos. Isabela me comentó de una reunión que hacían en su casa, como un grupo o algo así. ¿Qué le parece si voy y cuadramos algo?
— ¿Usted quiere venir al grupo? —Cada vez era más extraña la conversación.
—Si, yo sé, es muy raro lo que estoy diciendo. Pero es verdad, yo quiero ir, y. —Comenzó a actuar como si estuviera triste —… y es que también lo necesito. Me he sentido tan mal últimamente, y no sé, he buscado muchas cosas y nada me llena. He pensado hasta, en acabar con mi vida.
— ¿Ha pensado en suicidarse? —Cayó en el juego y se alarmó —. ¡Dios mío!, no lo haga. Mire, venga mañana y hablamos. Hay solución para todo.
— ¿Usted cree? —continuó en su actuación —. Bueno, pues, mañana voy a ver que pasa, de verdad no sé qué más hacer. Me puede mandar la dirección para saber el lugar.
—Si, ya ahorita que guarde su número se la envío por chat. Mire Andres, yo no lo conozco pero Dios sí —Magdalena comenzó a dar un mensaje de esperanza sin saber que todo era un juego. Al otro lado del teléfono el pelinegro se burlaba de las palabras que escuchaba.
—Magdalena, gracias —fingió sentirse aliviado —. Esas palabras me han servido mucho, me siento mucho mejor.
Hablaron por un momento más acordando verse en el grupo al día siguiente. Una vez terminada la llamada, Andrés se echó a reír; se sentía satisfecho con el triunfo de su primera movida.
La morena le pareció tan inocente que pensó que seducirla sería sencillo. No veía la hora de hacerla caer.
Holi!
Que tal el capítulo.
Diego ya se decidió por Luisa. ♥️🥰 ¿Qué vendrá ahora?
¿Y a dónde llegará el juego de Andrés con Magdalena? 🤔
Los leo.
No olviden votar.
Bendiciones.
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El amor es más fuerte
SpiritualLuisa Fernanda Jiménez es una joven apasionada y luchadora, es estudiante de diseño de interiores próxima a graduarse; además de ello, está entregada por completo a su fe, a tal punto que ha sido provista de un don especial con el que se dedica a se...