Viernes en la noche. Luisa y Magdalena entraron a la cocina mientras llegaba la hora de iniciar el grupo familiar. La morena venía desesperada por saber absolutamente todo acerca de los últimos acontecimientos que le habían ocurrido a su amiga. No dudo ni un segundo en demostrar su emoción.— ¡Amiga!, me haces el favor y me cuentas todo ahora mismo. ¿Qué hace Diego aquí? ¿Qué son esas miradas? ¿Qué es esa forma de tratarse?, Dios mío, es que no disimulan nada. Son un par de enamorados de esos que uno ve en las películas. ¡Señor amado concédeme el deseo de tener una relación así, por favor!
—Magdalena. Cálmate —dijo la rubia. Espero a que su amiga dejara la emoción —. Pues, ¿qué te digo?... Con Diego, estamos bien, estamos conociéndonos… La otra noche nos besamos.
Magdalena gritó y saltó como loca desenfrenada: — Mejor dicho, ¿Ya son novios?
La expresión de felicidad de Luisa fue la respuesta a la pregunta. Una vez más la amiga celebró, eufórica.
—Oye, y, ¿qué pasó con la novia que Diego tenía?
—Hablaron ayer. Él le explicó la situación y terminaron. Tal parece que no lo tomó muy bien, pero pues, es decisión de Diego.
—Es decir, terminaron y luego en el mismo día ustedes se ennoviaron. Lu, ¿Eso sí estará bien?
—No sé. No sé si me estoy dejando llevar por las emociones, si todo está siendo muy apresurado, si no es el tiempo. Lo único que sé, es que yo lo amo con todo mi corazón y sé que él me ama a mí también. Ese beso, Magdalena —La felicidad se desbordaba —. Fue lo más hermoso que he vivido en mi vida.
—Amiga, que todo sea conforme a la voluntad de Dios.
—Perdón —interrumpió Diego desde la puerta —. Magdalena es que, afuera una chica está preguntando por ti.
La morena salió disparatada al recordar que tenía un asunto pendiente con una joven de la iglesia. El par de enamorados quedó sola en la cocina. Se miraron y sonrieron con ternura.
— ¿Será que antes de que salgamos te puedo dar un besito? —dijo el castaño, acercándose.
—Diego, puede venir alguien. Que tal entre mi mamá o mi hermano, y nos encuentre. —No supo como logró decir aquellas palabras, ella también se moría por besarlo.
—No seas mala, solo uno. Y si llega alguno de ellos, pues le decimos la verdad. —Pasó la mano de manera suave por el cabello de la rubia —, que somos novios, que esto va enserio… Que tu me tienes loco, y que yo estoy, perdidamente enamorado de ti.
—Tu no sabes cuanto he esperado este momento.
Embelesados por completo, se unieron los labios en un dulce beso. La majestuosidad del momento pareció irradiar de belleza todo el lugar. No importaba nada, tan solo fundirse en amor.
Entre tanto que en la cocina el sentimiento era genuino, afuera de la casa la falsedad y las malas intenciones hacían acto de presencia.
—Todavía no puedo creer que un viernes en la noche yo me encuentre en estas —le dijo Andrés Castiblanco a Isabela Sandoval, luego de saludarse —. Me estoy perdiendo una fiesta buenísima por venir a semejante circo.
—Yo no te obligue a venir. Te recuerdo que eres tu el de los malos gustos —se burló Isabela.
—Pues sí. Ojalá todo esto valga la pena y la virgencita colabore —el pelinegro se fijó en Felipe, quien terminaba de quitarse toda su indumentaria de motociclista —. ¿Y cómo vas con el vendedor anticuado?
—Ahí vamos. Poco a poco va aflojando el muchacho.
—Será ver que pasa entonces… prométeme que cuando salgamos de acá nos vamos a tomar unas cervezas y nos burlamos de todas las estupideces que escuchemos.
—Por supuesto —se echó a reír.
De regreso a la cocina, Diego escuchaba maravillado la historia de los sueños que Luisa había tenido con él.
—Recuerdo que yo le pedí a Dios que me revelará su voluntad respecto a mi vida sentimental —anotó la rubia —. No pensé que iba a ser tan enserio y que me iba a mostrar, literal, a la persona de la que me iba a enamorar.
—Esto es increíble. Osea que, decidiste esperarme, ¿cómo hacías viéndome todos los días y viendo que yo ni una miradita te lanzaba?
—Jum, eso fue duro, hubo días en los que quise hasta renunciar a la empresa para no verte más.
—Gracias a Dios no lo hiciste —le sonrió —. Y gracias a Dios no perdiste la fe. Te prometo que esos sueños que tuviste, se van a cumplir, voy a hacer todo lo posible para hacerte la mujer más feliz del mundo.
—Yo sé que si —Se acariciaban, se miraban, dejaban a un lado todo lo demás —. Ese joven que me llenaba de vida en cada sueño se que está aquí, conmigo. Esto es real.
—Por supuesto que es real. Este amor que sentimos es fuerte, irrompible, verdadero.
Quedaron allí por un momento, sumergidos en el mar del romance.
Una vez se juntaron, el saludo fue amable entre Felipe y Andrés; aunque se notó cierta indisposición por parte de ambos.
Al entrar a la casa fueron recibidos por Cleotilde Valbuena y Adela Carvajal. Como buena anfitriona, la madre de Magdalena mostró su hospitalidad dándole la bienvenida a los invitados y ofreciéndoles su casa. Isabela y Andrés agradecieron el gesto.
La que no estaba muy a gusto era la morena, por poco se desmaya apenas los jóvenes visitantes asomaron a la puerta.
Con el deseo de incomodar, Isabela se acercó a Magdalena.
—Quiubo, Magdalena, ¿Qué tal todo?
—Ah, ¿qué más?, no me imaginé verla por aquí —La batalla para no reflejar su molestia fue grande.
—Ya ve, sorpresas nos da la vida. Es que la otra noche fuimos a comer con Pipe, la pasamos tan rico, hablamos, reímos, mejor dicho, una noche inolvidable. El caso es que Pipe me invitó al grupo, y yo le dije que sí.
—Vea, fueron a comer, que bueno. —
Las palabras lejos estaban de reflejar lo que en verdad se sentía.—Sí. Espero que ya no haya rencores entre nosotras por lo que pasó en la fiesta —Isabela fingiendo.
—Claro que no. Todo está bien —dijo la morena siguiendo el juego.
Si hablaran con la verdad seguro que se hubieran ido a los golpes.
—Magdalena —interrumpió Andrés, traía una cara de ternura nada propia de él —, que bueno volver a verla.
—Andrés, que bueno que vino. ¿Cómo sigue?
—Mucho mejor, pero me gustaría que habláramos para contarle.
—Claro que sí. Pero va a tener que ser más tarde porque ya vamos a empezar.
—No hay problema más tarde hablamos.
Magdalena pidió un permiso para irse a sentar. Andrés insistió en ir con ella mientras que Isabela apuntó irse a sentar al lado de Felipe.
La pareja de novios que estaba en la cocina llegó a la sala. Cuál sería la sorpresa del castaño al ver a su amigo y luego a su prima allí. No dudo en expresarles su asombro.
Todos fueron a sus puestos y la reunión comenzó.
Holaaa!
Capítulo emocionante.
Lleno de romance 🥰 y mentiras 😒
Comenten que tal les pareció?.
Bendiciones.
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El amor es más fuerte
EspiritualLuisa Fernanda Jiménez es una joven apasionada y luchadora, es estudiante de diseño de interiores próxima a graduarse; además de ello, está entregada por completo a su fe, a tal punto que ha sido provista de un don especial con el que se dedica a se...