En un tablero, donde la diferencia entre la vida y la muerte lo es todo, una joven había logrado tener ese mundo a sus pies.
Yuna creía poseerlo todo,
¿Quién diría que le faltaba un rey?
Chishiya x OC
ALICE IN BORDERLAND S1 & S2
#1° En Alice in bord...
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OSAKA
"Destrúyeme más" _____________
Era la sensualidad más pura, más salvaje y más animal hecha persona.
Una pantera negra indomable, con una fiereza mortal; siendo la viva representación de la lujuria, cual súcubo preparada para devorarme.
Y no habría puesto ningún tipo de resistencia, pues me hallaba rendido ante esa diosa de melena azabache, ojos rasgados y piel blanca como la nieve.
La adoraba, la adoraba de verdad, y no me hubiera detenido a la hora de hacerla mía, pues no deseaba nada más en aquellos momentos.
Aquella mañana me había propuesto ponerla a prueba, descubriendo que no tenía límites, pues era tal el erotismo que dominaba su cuerpo, que jamás se hubiera detenido del todo.
Hubiéramos saciado nuestra hambre carnal de no ser por la intrusión de Arisu, cual cervatillo herido, había entrado en la sala desaliñado y derrotado, sin saber cual había sido el grado de dureza del juego.
Posiblemente corazones, pues había regresado sólo y su mirada decía a gritos la palabra: culpable.
Ante esa imagen que despertó el instinto maternal de Yuna, yo me quedé al margen, sin mostrar ningún interés en el tipo que había arruinado nuestro momento.
Consiguiendo al mismo tiempo que mi diosa se enfadara conmigo, aunque era todo pura fachada, ya que por dentro ardía en deseos de culminar nuestro encuentro.
Apoyado en uno de los muebles, la observaba en silencio, mirando como pasaba una especie de trapo sobre la cara del chico, humedeciéndolo con una botella de agua para retirar con más facilidad las manchas de sangre seca.
Todo eso mediante el empleo de una calidez y una delicadeza casi celestial.
De vez en cuando, me miraba de reojo, valiéndose de un disimulo casi inexistente, pues podía percibir los nervios saliendo a la luz por cada poro de su piel.
Terminó y dejó a Arisu, cubriendo su cuerpo con una manta, dejando que descansara, a la espera de que despertase y nos dijese qué había pasado.
Pasó por mi lado sin prestarme demasiada atención, dirigiéndose a la sala principal, dejándole a Arisu su propio espacio.
La seguí en silencio, rezando para que me dirigiera la palabra de nuevo, pues había pasado más de una hora desde lo nuestro y aún no se había atrevido a plantarme cara.
La descubrí sentada sobre uno de los sillones, con los codos sobre las rodillas, pasando ambas manos por su rostro de porcelana, como si intentara aclarar sus ideas. Algo que parecía imposible.
- ¿Te encuentras bien?
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Me sobresalté al escucharle, preguntándome cómo era capaz de moverse con tanto sigilo.
