Special Episode II

5.1K 269 123
                                    

BAILA CONMIGO


"Ella no va a quererte de verdad, Chishiya. No sabe querer a nadie."

(Abstenerse de realizar malos comentarios, por favor)

________________

Hacía tiempo que yo misma había comenzado a cambiar, que había dejado atrás esa fría capa de impasibilidad que siempre ostentaba, pues había empezado a apreciar el calor exterior.

Y eso me fascinaba. Sobre todo, sabiendo que parte de ese cambio era culpa suya, del calor que había llegado a experimentar entre sus brazos.

Tales cambios habían comenzado a transformar a la gélida y venenosa Reina de Picas que solía ser, volviéndome más dependiente, más insaciable y con una pesada añoranza sobre cada centímetro de mí. Ese arduo sentimiento, cuyo origen era completamente desconocido, comenzó a paliarse en cuanto ingresé en la PLAYA. Sin saber realmente porqué.

No obstante, todavía lo recuerdo como si fuera ayer.

Y sigo sin estar segura de ello. Tal vez el reencuentro con Chishiya tuvo algo que ver. El hecho de probar el sabor de su piel por primera vez, había sido completamente mortal como para soportarlo. 

El sabor de sus besos hambrientos; de aquellas zonas de su piel que jamás había llegado a probar, ignorantes ante las maravillas que podían llegar a crear mis labios sobre ella; el dulce sonido de sus suspiros en consonancia con los míos, el exquisito aroma que expedía su piel...

Demasiado, simplemente demasiado.

Sin embargo, hubo otro detalle más, uno que también le involucraba a él, aunque no de la forma más directa. Era el calor de la unidad, la acogedora sensación que producía el sentimiento de pertenecer a una comunidad como aquella. Sobre todo, siendo quien era para todos ellos, como si yo misma fuera algún tipo de objeto de culto.

Y uno de los días que recuerdo con más adoración, fue aquél.

El Sombrerero aún seguía con vida y el plan de Chishiya apenas había hecho nada más que comenzar. 

Por mi parte, había sucumbido a los encantos del peliblanco por nada más y nada menos que tres veces, haciéndome olvidar la presencia tan cercana de mi hermano, después de todo.

Las primeras horas de la tarde se habían dejado ver por primera vez en todo el día, ostentando un pesado atardecer color naranja, que se colaba por los ventanales.

Había tenido la poca cordura de perderme entre las diversas estancias de la PLAYA, distanciándome de Chishiya por algunos minutos, pues temía que, si volvía a verle una vez más, terminara por devorarlo al completo.

Y necesitaba mantener al chico con vida, ya que me había vuelto adicta él.

Sin saber cómo y en plena expedición, terminé por colarme en una de las infinitas salas que empleaban para "resguardar" de alguna forma, todo tipo de armamento que, poco a poco, iban recogiendo de cada uno de los juegos de los que habían sido partícipes. Sumados, con las que encontraban en armerías y demás rincones del abandonado Tokio.

Y, dada la gran cantidad de armas que tuve ante mí, no tardé en deducir que llevaban haciéndolo demasiado tiempo. Mucho más de lo que me había imaginado.

No se me hizo difícil entrar en ella, pues apenas tenía un par de guardias en su única y doble puerta. Y estos no tuvieron ningún impedimento a la hora de dejarme pasar, pues mi nombre ya se les había hecho conocido. Como si supieran de una orden mayor, que no debían prohibirme el paso.

DAMA DE PICAS; ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora