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SHINJUKU

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SHINJUKU

"Te necesito más que nunca"
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Nada había cambiado. Después de tanto tiempo.

Tras casi dos años perdida entre las ruidosas calles de Londres, había vuelto.

Demasiado tiempo había tardado en hacerlo.

Una lluvia torrencial caía a mares sobre las calles tokiotas, haciendo que estas quedaran desoladas, lúgubres y oscuras, acompañando a la noche para que esta no viviera sola mi regreso, como la curiosa que era.

Esa misma lluvia, como segundo testigo, cayó sobre mí como un pesado manto, empapando tanto mi pelo como mi ropa, haciendo que desistiera de mis intentos por cubrirme bajo los soportales de los edificios.

Mi cabello estaba muchísimo más largo, mi cuerpo se había amoldado mediante unas pequeñas curvas, perfectas. Me preguntaba si me reconocería cuando me tuviera enfrente de nuevo, pero lo que más me preocupaba era saber si yo le reconocería a él.

Tras acabar la secundaria, Niragi desistió de la idea de ir a la universidad tan solo por complacer a nuestro padre, lo que provocó que ambos entráramos de cabeza en la empresa familiar con tan solo dieciocho años. Los dos años siguientes fueron una puta locura, dominados por nuestro progenitor, ambos vivíamos un suplicio constante, siguiendo las órdenes de un cacique con ansias de poder.

Por eso, cuando tuve la oportunidad, me fui. Escapé de una vida que no merecía, pero el precio fue demasiado alto, pues rompí la única promesa que había hecho en toda mi vida: le había abandonado. Pese a sus palabras de ánimo, buscando que siguiera mis ridículos sueños, yo sabía que por dentro no quería que me fuera, pues se quedaría definitivamente sólo, algo que me juré que jamás pasaría.

Pero al final lo hice, me fui y ni siquiera sé si fue una buena idea, como tampoco supe porqué lo había hecho. Simplemente pasó y duró lo que tenía que durar, casi dos años, dos años en los que probé un nuevo estilo de vida que parecía conectar conmigo, pero yo siempre quise volver.

No había sabido demasiado de él, sólo que ahora no vivía con papá, ni siquiera trabajaba para él como tampoco le dirigía la palabra. Se había alquilado un apartamento bastante amplio en las afueras de Shinjuku, manteniéndolo con un trabajo en una especie de tienda de música o algo así, nunca lo tuve demasiado claro.

Caminé y caminé durante lo que parecían horas, pues con la pesada lluvia frenando mis pasos, había tardado más de lo imprevisto. Las botas militares que me había regalado hace dos navidades resonaban por las aceras, acompañando al repiqueteo de las ruedas de la maleta sobre cada baldosa.

Seguí las instrucciones al pie de la letra y finalmente llegué, pero no era lo que me había imaginado. Ante mí se alzaba el supuesto edificio: tres plantas, moderno y minimalista. Jugando con los colores blancos y azules en perfecta armonía, más no lo pude observar demasiado bien, pues la noche era muy fuerte en comparación con la escasa iluminación de las farolas.

DAMA DE PICAS; ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora