En un tablero, donde la diferencia entre la vida y la muerte lo es todo, una joven había logrado tener ese mundo a sus pies.
Yuna creía poseerlo todo,
¿Quién diría que le faltaba un rey?
Chishiya x OC
ALICE IN BORDERLAND S1 & S2
#1° En Alice in bord...
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ODAIBA
"Juntos por siempre" ___________
Allí estaba, ante mí, tan majestuosa como siempre.
El edificio de la PLAYA. Brindado con la más útil de las electricidades, podía escuchar la música retumbando por sus alrededores, pese a ser solo las primeras horas de la mañana.
Me mantenía cerca, pero a la vez lejos, con la suficiente distancia como para analizar la estructura antes de aventurarme cara lo desconocido.
Estaba segura de que seguía vivo y de que las únicas respuestas que podría encontrar estaban allí, pero el Sombrerero no me dejaría pasar así como así a su reino, no a mí, no a la Reina de Picas que faltaba en su baraja, en su maléfico plan.
Con la capucha sobre la cabeza, mi campo de visión no era muy amplio, pero percibí con mi sexto sentido y a la perfección, como unas cuatro personas se colocaban tras mi espalda, cubriendo los lados por los que podría huir.
No sabía lo que me depararía la PLAYA, y a la vez lo sabía todo, pero estaba tan jodidamente cautivada por Chishiya, que sería capaz de cualquier cosa, incluso de romper mi propio juramento.
Pero si quería encontrarle, antes debía tener unas palabras con el rey de la ciudad.
Al mismo instante, sentí como apoyaban el cañón de un arma tras mi cabeza, accionando a su vez el gatillo, pero no me asusté, mantuve la calma y la serenidad sin ni siquiera girarme.
- Quiero ver al Sombrerero. - solté de repente, con amabilidad, pues estaba tan nerviosa que podría estallar en cualquier momento.
- ¿Quién cojones eres? - dijo el tipo tras mi espalda, apretando el cañón de su arma contra mi cabeza, siendo un poco doloroso.
Automáticamente levanté las manos en señal de rendición, a cada lado de mi cabeza, mientras me daba la vuelta para enfrentar a los cuatro tipos vestidos con ridículas camisas de flores y bañadores de colores frente a mí.
Me observaron sin añadir nada, pero el tipo seguía apuntándome con el arma, dirigiéndola a mi cara.
- ¡Te he hecho una pregunta! - exigía mi nombre sin ofrecerme nada a cambio, eso no estaba nada bien.
Sin mucho esfuerzo por mi parte, me valí de mi rapidez para quitar el arma de entre sus manos, sujetar su cuerpo contra el mío, dejando su espalda contra mi pecho. Sujetando su cuello con un brazo mientras que con la otra mano apuntaba el arma contra su cabeza.
- Pues aquí tienes mi respuesta, cabrón. - susurré contra su cara, sin ánimos para enfrentarme a una situación así.
Los otros tres me miraron atónitos, pues sus expresiones me indicaban que me habían reconocido con solo ese movimiento. Sin bajar del todo sus armas.
