En un tablero, donde la diferencia entre la vida y la muerte lo es todo, una joven había logrado tener ese mundo a sus pies.
Yuna creía poseerlo todo,
¿Quién diría que le faltaba un rey?
Chishiya x OC
ALICE IN BORDERLAND S1 & S2
#1° En Alice in bord...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
AKIHABARA
"Me estás matando"
_____________
Las cadenas que sujetaban el saco temblaban por cada golpe, por cada puñetazo y por cada patada.
Un frío sudor recorría hasta los lugares más recónditos de mi cuerpo, en contraste con la calidez que emanaba todo mi ser ante tanto ejercicio físico.
Cuando Nirgai se mudó, llevó todas mis cosas a su nueva casa, incluyendo toda la maquinaria que empleaba día a día para entrenarme. No le pude estar más agradecida.
Descargué todo mi nerviosismo y sobrecarga en el saco de boxeo, llegando al límite de mi propia resistencia.
Los nudillos apenas me ardían gracias a la cinta blanca que había atado al rededor de los puntos clave, aquellos que recibían y atestaban el impacto al mismo tiempo.
Mi respiración estaba agitada, obligándome a tomar aire mediante el empleo de la boca y la nariz, pero no estaba sofocada, pues conocía a la perfección mis límites, sabiendo en que punto parar para no excederme.
Di un par de puñetazos más antes de detenerme definitivamente, acercándome hasta la pequeña mesa de color marfil para coger mi botella de agua y dar pequeños sorbos, buscando recuperarme poco a poco de aquella sesión tan intensa.
- Y yo que creía que después de tanto tiempo fuera, no seguirías manteniéndote en forma. - Niragi entró en la habitación, aquella que había acomodado a modo de gimnasio donde entrenarse él también.
Se apoyó contra el marco de la puerta, con una mano sobre el mismo mientras que la otra permanecía en el bolsillo de su pantalón de chándal.
- Parece que no me conocieras, Niragi. - le dije con una sonrisa, esa misma que se plasmó en su rostro de manera inevitable.
Llevaba más de una semana en Tokio, poniéndome al día tanto con mi ciudad como con mi hermano, y es que había pasado demasiado tiempo, demasiadas cosas.
Había dejado mi pasado enterrado en las calles de Japón dos años atrás, pero era el momento de desenterrarlo, de enfrentarme a él.
Una de las cosas que apenas pude soportar perder fue esa evolución por parte de Niragi, tanto física como psicológica, y es que incluso estaba teniendo fuertes consecuencias, pues sin poder evitarlo, había adquirido un comportamiento bastante extraño a su alrededor, como si me sintiera intimidada por él, por su oscura y tenue presencia que me torturaba día a día.
Ese cariño, ese amor que siempre habíamos sentido el uno por el otro seguía ahí, pero no estaba sólo, pues una exótica y a la vez extraña sensación le acompañaba.
Y sabía que él también podía sentirla.
Pese a que no lo quería admitir, el apabullante atractivo que había adquirido durante todos esos meses era el culpable, pues sí, lo seguía sintiendo como el hermano que era, pero no podía pasar por alto ciertos detalles que me hacían dudar si el hombre que tenía frente a mí era Niragi.