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TOSHIMA

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TOSHIMA

"Caerás conmigo"
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Nunca había sido una persona rencorosa, ni siquiera sabía con exactitud que se llegaba a sentir ante tal sentimiento de hostilidad. Pero nunca es demasiado tarde para comprobarlo.

En apenas unos días, había comenzado a quererle de una manera indescriptible, por su carisma, su personalidad, su inteligencia, su astucia y su misterio sin límites. Amando cada pedazo de su ser con una pasión desmesurada, bajo el influjo de su creciente atractivo que no dejaba de hipnotizarme a cada segundo.

Un hombre que no necesitaba más que el uso de su mirada para desnudarte, para adivinar todo lo que pensabas, para conocerte tanto física como psicológicamente.

¿Alguien podría hacerle competencia ante semejante poder? Yo creo que no, pues lo comprobé de primera mano.

Por ese motivo, no pude describir con palabras lo que sentí en aquellos momentos y a día de hoy sigo sin poder hacerlo.

Pero lo peor vino después, pues un extraño dolor demasiado intenso se instaló en mi bajo vientre, como un pinchazo corrosivo que no hizo nada más que derribarme al mismo instante cual golpe, haciendo que terminara de enloquecer en aquel momento.

Demasiadas emociones y demasiados sentimientos.

No entendía cual fue la fuente de dicho dolor, como tampoco entendía qué le estaba pasando a mi cuerpo. ¿Sería culpa de los nervios? ¿Del estrés, quizás? Podía ser posible, pero no pude pensar por mucho tiempo qué sería el culpable, pues mi visión se oscureció al instante, como muchas otras veces. Comenzaba a preocuparme acerca de mi salud, de verdad que sí.

Pero esa vez fue muy distinta a las demás, pues sentí en todo momento como transportaban mi cuerpo a través del resort, donde un fuerte olor a quemado comenzaba a extenderse a través del edificio, cual marea roja. Pronto dicho olor comenzaba a disiparse, dejando paso a un aroma conocido, comenzando a ser demasiado familiar. Ese aroma a arena virgen, a mar y a oleaje, aquel que llevaba impreso en su piel cual tatuaje permanente, siendo inevitable el apreciarlo al tener la cabeza apoyada contra su hombro, dejando que mi respiración chocara contra su cuello y su clavícula.

No pude seguir observando lo que pasaba a mi alrededor, pues terminé por dormirme profundamente, en un oscuro sueño que consiguió calmar el dolor de mi cuerpo.

En aquel estado de inconsciencia absoluta, el pasar del tiempo se volvió rápido, cual pólvora encendida, aunque no supe por cuanto tiempo había estado dormida.

Me desperté con suavidad, muy diferente a otras veces, pues me sentía extrañamente calmada. Tras un par de segundos, pude comprobar que me hallaba en una de las habitaciones del resort, aquellas en las que el humo todavía no había hecho acto de presencia, un humo con una fuente que todavía desconocía.

DAMA DE PICAS; ChishiyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora