En un tablero, donde la diferencia entre la vida y la muerte lo es todo, una joven había logrado tener ese mundo a sus pies.
Yuna creía poseerlo todo,
¿Quién diría que le faltaba un rey?
Chishiya x OC
ALICE IN BORDERLAND S1 & S2
#1° En Alice in bord...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
NIRAGI
___________________
Después de una noche como aquella, bañada por los besos y las caricias más sensuales de Chishiya, jamás me habría imaginado que, al día siguiente, me encontraría dentro de un coche en marcha, sentada en el regazo de Arisu, recorriendo las largas calles de Shibuya.
Huyendo del Rey de los Juegos de Fuerza.
- ¡Da la vuelta! - exigí sin vacilar, con mis dedos temblorosos aferrados a la tapicería del coche. - ¡Da la vuelta, tenemos que volver a por Chishiya!
Mi nerviosismo era brutal y la seguridad que había ganado en un principio amenazaba con desaparecer. Y es que separarme de Chishiya me había afectado más de lo que alguna vez pude imaginarme, ignorando completamente si él estaría bien o no.
Si estaría vivo o, si en ese momento, ya habría sido carne de cañón para la ira del Rey de Picas.
Era tal el sufrimiento y la inseguridad, que incluso me sentía al borde de las lágrimas ante la intensa ola de adrenalina que me recorría en esos momentos.
Y el hecho de que el tal Tatta no dejase de ignorar mis demandas, manteniéndose firme al volante y sin cambiar el rumbo del vehículo, no hacía más que intensificar mi instinto asesino hasta niveles mortales.
- ¡Quieres hacer el favor de prestarme atención! - exclamé de nuevo, eufórica, al ver que no dejaba de ignorarme. - ¡Da la vuelta de una puta vez!
Y ya ni sabía si el chico lo estaba haciendo a propósito o si, por el contrario, la adrenalina del juego apenas le permitía concentrar su atención en algo que no fuese la conducción y la carretera.
Visiblemente molesta, nerviosa y exasperada, golpeé con rudeza y fuerza la tapicería de su asiento, logrando que el chico se sobresaltase ante el impacto. Al escuchar y sentir un golpe cómo ese, Tatta se giró rápida y nerviosamente en mi dirección, desviando su mirada de la carretera por un solo segundo para poder exclamar a viva voz:
- ¡¿Estás loca?! - pronunció lleno de exasperación ante el susto y mis demandas, alternando su mirada entre mi persona y la propia vía. - ¡No podemos volver, nos matarán a tiros!
- ¡Yo no estoy loca, pedazo de gilipollas! - corregí violentamente sus palabras, tan alterada que intentar calmarme por aquel entonces era un verdadero reto.
Pero Arisu se atrevió a intentarlo.
Sentada sobre su regazo, podía sentir a la perfección gran parte de su fisionomía en pleno y pesado contacto con mi trasero, rozándose indiscretamente, pero sin ningún tipo de reacción o excitación por parte de ninguno de los dos. Ya que, después de todo, no era el momento ni el lugar.
No cuando nos estábamos enfrentando a la muerte, no cuando nuestra inquietud era incapaz de doblegar a la fuerte descarga de adrenalina que el Inicio del Siguiente Nivel había proyectado en todos nosotros.