DAMA DE PICAS; Chishiya

11.

ASAKUSA

"Ya no puedo salvarnos"
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"¡Eres un puto inútil, Niragi! ¡No me extraña que tu hermana nos haya dejado! ¡Todo es culpa tuya!"

Con el paso de los años sus palabras habían dejado de afectarme de la misma forma, pues sabía a la perfección que no tenía razón, que Yuna no se había marchado por mi culpa, que no me había abandonado.

Padre era un puto cacique y un tirano, inconforme con su vida decidió hacer de la nuestra un puto infierno. Eso fue lo que echó a Yuna de casa, yo no tuve nada que ver.

Él no siempre había sido así, pues cuando madre estaba con nosotros seguía siendo igual de severo y serio, pero ella le ponía ciertos límites y le obligaba a sonreír de vez en cuando, pero cuando esta se fue, comenzó a estar desatado.

Al principio culpábamos a nuestra madre por habernos dejado, pero a medida que fuimos creciendo, los dos nos dimos cuenta de que fue lo mejor que pudo haber hecho, pues era insufrible vivir con alguien así, aunque nosotros lo hicimos, sobreviviendo como pudimos mientras aprovechábamos las largas horas que pasaba en el trabajo para despejarnos y olvidar por un momento que teníamos padre.

En cuanto a las palabras: "¡Eres un puto inútil!"

¿Qué si era un inútil? De eso ya no estaba tan seguro, puede que tuviera razón después de todo, pues ¿Qué había conseguido en mi vida antes de entrar aquí? Nada.

Pasé de ser el peón de mi padre para convertirme en el de Aguni, toda una vida bajo el mando de otra persona, sin ser capaz de valerme por mí mismo, pues ella tenía razón, aunque me negara a admitirlo.

Nunca había sido alguien estable, ni valiente, ni mucho menos fuerte, pues siempre la había tenido a mi lado de una forma o otra, bien como hermana o bien como amante siempre estaba conmigo, protegiéndome, tal y como me había prometido una vez. 

Supongo que por eso jamás estuve preparado para perderla. Cuando eso ocurrió, tras entrar en el tablero, el que estuvo perdido fui yo, preguntándome si sería capaz de seguir adelante sin ella, la persona que desde siempre había sido pilar de mi vida. Pero lo conseguí.

Con mi llegada a la PLAYA y mi posterior ingreso en el grupo de los Paramilitares, fui capaz de rehacerme a mi mismo, aunque no de la manera que a ella le hubiera gustado, pues había comenzado a carecer de sentimientos, deshaciéndome de la persona que algún día fui para convertirme en el Niragi que todos conocían, uno desalmado, demente e irascible, pues ¿Para que volver a ser quién un día fui? ¿Para sentirme incompleto?

Simplemente me guardé para mí las últimas palabras que me dijo antes de entrar aquí, pues sabía que serían lo suficientemente fuertes como para hacer que no terminara por perder la cordura, al menos no del todo.