Capitulo. 2

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Giselle.

Como siempre llegue justo a tiempo, mientras el profesor habla voy tomando notas de lo que dice y escribe en la pizarra. El salón está en plena armonía todos prestan la atención necesaria; de pronto la puerta se abre, la directora se disculpa por interrumpir la clase para luego tomar una postura firme.

_ Buen día jóvenes. –dice con la mira fija en nosotros. Todos nos levantamos y la saludamos. –bien hoy tenemos a un nuevo estudiante… es extranjero, así que espero todos colaboren en que él se sienta a gusto. –cambia su mirada a la puerta y extiende el brazo. –a delante señor Andreas.

Mis ojos se abren como platos al ver el chico de hace rato. Todas las chicas soltaron suspiros al verlo entrar, y no es para menos. Un chico alto de ojos verdes y labios de ensueños y esa llamativa cabellera rojiza resalta y el color pálido de su piel. Su rostro no denota ni alegría o nerviosismo, sólo allí inexpresivo.

_ Vamos joven Andreas preséntese a sus nuevos compañeros de clases. –él la miro y de la nada su expresión cambia a una opuesta, es decir una sonrisa se dibujó en sus lindos labios.

_ Mi nombre es Damián Andreas, vengo de Irlanda. Espero poder llevarme bien con todos. –y así simplemente se ganó el corazón de todos.

_ Muy bien señor Andreas tome asiento. –el profesor busca con la mirada algún puesto libre y que creen justo a mi lado hay uno. –joven allá al final justo al lado de la señorita Salvin.

Por un momento nuestras miradas se cruzan, rápidamente miro por la ventana, puedo sentir como su mirada fría se clava en mi cuerpo. Durante toda la clase me sentí observada y no pude concentrarme en nada. El timbre suena y todos se levantan listos para salir del colegio. Al girar mi mirada él ya no estaba.

Suspiro.

Sin tardanza salgo a toda prisa de ese poco iluminado pasillo. Mis pisadas se vuelven un eco al caminar. –no puede ser que yo sea la última en salir. –me digo mentalmente. Unas risas me llaman la atención proviene de uno de los salones de tercero. Rápidamente entre abro la puerta y lo que mis ojos ven es al chico nuevo con una de las chicas de tercer año.

La chica esta sobre uno de las mesas y Damián tiene su cabeza metida entre su cuello, mientras la muchacha no para de reír… de inmediato sigo mi camino. Ella no es mi problema, además lo menos que quiero es volverme a encontrar con esa mirada fría esta vez se lo dejaré pasar. Miro mi reloj y ya son las tres, tengo que llegar temprano hoy es la dichosa cena con Felipe mi supuesto prometido, aunque para mí que sus preferencia no son las chicas.

Al salir el ambiente frío me recibe sin piedad y el trecho que tengo que andar es largo, siempre me causa un poco de temor caminar por los jardines del colegio y la nieve no ayuda mucho.

_ ¡Al fin llegue! –digo apresurada.

Ahora tomar el bus para llegar a casa.

Damián.

Después de presentarme el profesor me pide que tome asiento.

 –joven allá al final justo al lado de la señorita Salvin.

Mis ojos se centran en el rostro de la chica rubia de hace rato, de inmediato desvía la mirada. Pero yo sigo mirándola, puedo ver la incomodidad reflejada en todo su cuerpo y eso es más divertido que oír parlotear a ese profesor. Creo que esto será entretenido. El timbre me distrae de mis pensamientos, al mirar al frente todos van saliendo, así que tomo mis cosas y salgo; di mi última mirada a la rubia y seguía sin moverse.

Al Salir, siento una mano tomar mi brazo, una chica de cabello corto se aferra a mí como un chicle.

_ ¡Hola! Escuché que eres nuevo y bueno me gustaría saber más de ti. –dice con una amplia sonrisa.

Sangrienta Tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora