Capitulo. 4.

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Damián.

Un frío tremendo invade mi inerte cuerpo, tulle mis extremidades dejándome asombrado por tal situación ¿Qué me está pasando? Intento colocarme de pie, pero no lo logro. Un dolor agudo inunda mi garganta, se siente seca y una sed incurable se apodera de mí ser.

_ ¿Qué sucede? ¿Por qué de repente siento las ansias de probar ese delicioso líquido vital? –mi mano llega  hasta la cabecera de la cama.

Sin pensarlo me levanto y salgo de la mansión… necesito beber un poco de sangre, si esto sigue así terminaré loco, no lo dudo… es tan extraño se supone que debería estar satisfecho, pero la verdad deseo más.

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Un brusco roce me despierta, al abrir mi ojos me doy cuenta que estoy en un lugar totalmente desconocido para mí. ¿Dónde demonios estoy? Para mi sorpresa una chica duerme plácidamente a mi lado… espera un momento ese color de cabello me es familiar… no puede ser… ¡La rubia! Con mis manos un poco temblorosas giro el relajado cuerpo.

_ ¡Qué alivio! –digo en un susurro. La chica se mueve un poco, con cuidado estudio su cuello y efectivamente ahí está la herida.

Mis ojos se abren lo más que pueden al ver lo descuidado que fui, rápidamente hago desaparecer dicha marca, sin pensarlo mucho borro sus recuerdos no me conviene dejar pasar este evento. Sin demora me visto y salgo de allí.

_ ¡Soy un idiota! ¿Cómo es que no recuerdo que fue lo que pasó? –murmuro mientras revuelvo mi desastroso cabello.

_ Dichoso los ojos que te ven. –esa voz, nadie más que mi tío. Lo miro y dejo salir un leve suspiro. – ¡Delicioso! Puedo percibir el olor de sangre fresca en ti.

Sin tardanza sigo de largo, no me siento de ánimo para discutir con él. Pero él sujeta mi brazo.

_ No te hagas el idiota, ve a darte una buena ducha y te vas directo al colegio ¿Sabes sobrino? Una mente desocupada se llena de tonterías y malos ratos, así que ve y aprende algo nuevo de esos molestos humanos. –finaliza con una tétrica sonrisa.

Al agua fría me sentó de maravilla, la verdad me sentía raro, pero ya estoy mucho más calmado… un miedo irracional se adueña de mi mente al recordar ese pasado que prefiero mantener donde debe sepultado en mis viejos recuerdos olvidados. Me vestí lo más rápido, y salgo a toda prisa.

 Mis ojos se posan en esa pequeña rubia de labios rojos, que con sólo verla tengo deseos de morder su terso cuello; sacudo mi cabeza sacando esas locas ideas de mi mente.

El timbre me recuerda que tengo responsabilidades que no son para nada interesantes, sin mucho que hacer me dirijo a la puerta, una chica de cabello castaño oscuro roza mi espalda con uno de sus dedos, produciendo un cosquilleo agradable.

_ Hola guapo cuando desee pasar un buen rato llámame. –indica pasándome una pequeña tarjeta con bordes dorados. –este es mi número. Recuerda bien mi cara tú y yo compartimos algo y me imagino que ya lo notaste. –dice con una provocativa sonrisa.

Así que ella es mi compañera, una media sonrisa se dibuja en mis labios. Como siempre llego tarde a clase, el profesor de biología me dedica una mirada asesina.

_ ¡Buenas noches señor Andreas! –dice con ironía. – tome asiento, trate de llegar más temprano a clase.

_ Sí. –respondo de mala gana. La mirada de la chica rubia me hace mirarla con una sonrisa burlona. Ella gira los ojos dándome a entender que no quiere ni verme.

Sangrienta Tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora