Capítulo. 30.

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Giselle

Al abrir los ojos veo entrar la luz del sol por la ventana ¡No puede ser me quede dormida! Pero al instante que me levanto unas tremendas ganas de vomitar me embargan, salgo corriendo hasta el baño. Luego de dicho malestar me ducho y me cepillo los dientes. Al bajar veo a Damián vestido listo para ir al colegio, él me mira sorprendido.

__ ¿No iras al colegio hoy? Bueno si tienes pensado ir sobre la mesa hay avena y una ensalada de frutas, de camino le avisare a Verónica que no iras hoy. –expresa sacando su celular.

__ Al menos debiste a ver llamado a mi puerta al ver que no salía. –me quejo.

Damián se gira y sin expresión alguna se dirige a mí.

__ Fuiste clara diciendo que no querías que nadie te molestara, así que obedecí. Cualquier cosa me llamas.

¡Idiota! –grito mentalmente, cuando le conviene la aplica para él, después de verle marchar entro a la cocina y tomo mi desayuno. Hoy es uno de esos días en los que no me siento nada bien. Deslizo la puerta corrediza del balcón, el aire de la mañana es frío y sin mencionar el radiante sol del mes de marzo y los constantes cambios de temperaturas, pero me gusta mucho la primavera, ya que puedo disfrutar tanto del sol y la lluvia.

El día luce radiante hoy así que saldré un rato a dar una vuelta y comprar algunas cosas que necesito, sí eso haré, rápido me visto con jeans negro y una camiseta sin mangas y unas zapatillas bajas y una linda gorra, también llevo un paragua por si llueve. Inhalo el aire fresco de la mañana, esto de salir a dar una vuelta me está haciendo bien. Me llama la atención una tienda de pasteles.

__ ¡Oh, debo comprar un rico pastel de fresa y chocolate! –digo entrando.

__ ¡Bienvenida señorita! –Saluda una chica mostrándome los diversos tipos de pasteles – ¿Cuál desea?

Miro atentamente hasta dar con el que deseo.

__ Este –digo señalándolo. Luego miro a los lados – ¿Tiene pastelillos?

Ella afirma mostrándolos. –por aquí ¿De que los quiere?

__ Veamos, de banana, de esos de das cinco y de chocolate cinco más. Eso es todo.

__ ¡Gracias por su compra!

Me agrada sentir la libertad de salir y disfrutar de un bello día como hoy. De repente el cielo se cubre de nubarrones cargadas de agua junto con una fuerte brisa acompañada de lluvia, rápido me refugio bajo el techo de alguna tienda, tiempo para sacar mi paraguas. Las calles quedan solitarias, logrando que un escalofrío recorra mi espalda.

__ Esto no se ve nada bien –me digo intranquila –creo que es mejor que llame a mi madre para que venga por mí.

En ese instante una voz familiar llenas mis oídos causando un horror tremendo. Su rostro se ilumina por los fuertes relámpagos.

__ Así que al fin te encuentro –Lina da un paso al frente dejando ver a un hombre alto detrás de ella –bien te presento a Lorenzo un viejo amigo mío, él te tratara bien. –Se da la vuelta –es toda tuya, ya sabes que hacer. Enséñale como ser un buen caballero.

Mi corazón da un vuelco al ver a Lina alejarse.

__ ¡Lina espera! –digo apresurada corriendo hacia ella sin importar si mi ropa se empapa – ¿Qué intentas hacer?

Ella sonríe burlonamente.

__ Yo nada, pero él pasará un buen rato contigo y yo tomare algunas fotografías, para que mi lindo Damián vea lo zorra que eres –finaliza con una malévola sonrisa.

Sangrienta Tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora