Giselle
Mi garganta seca al verlo con su mirada fija en mí, no me agrada como lo hace; todo esto me es tan doloroso. De repente su tacto me vuelve a la realidad, esa realidad que no hace más que herirme en lo más profundo de mí ser.
__ ¿Estás enferma? ¿Te duele algo? –dice con una voz suave y sutil.
Mi corazón se entibia al oírlo hablar de esa manera tan dulce, rápido me alejo de su mano. Él me observa dolido por mi reacción, sin duda alguna no puedo ser débil ante esa tierna mirada que me invita a entrar en su juego.
__ No es asunto tuyo –le digo cortante.
Damián baja la mirada haciendo que su cuerpo se vuelve rígido, aprieto mis puños evitando ser valiente ante su aspecto dócil e infantil. Desvío la mirada a un lado y sigo de largo, pero su voz me hace parar en seco.
__ Perdóname... por favor, sé qué no soy el mejor hombre. Tengo mis defectos los cuales me han llevado a esta situación... pero tengo miedo de que algo malo te pase, horror de que ese loco intente hacerte algo horrible.
Las lágrimas bajan en silencio por mis aún pálidas mejillas, trato de controlar el llanto que desea salir, respiro hondo y sin mirarme le hablo fuerte y claro.
__ Damián te quiero lejos de mí, lo más que puedas. Ya no me interesas en lo más mínimo, así que no pierdas tu tiempo en dirigirme la palabra.
Rápido salgo buscado algo de oxígeno, mi corazón late tan fuerte que duele, sin mirar atrás entro al salón de biología acurrucándome en un rincón dejo salir mi frustrado llanto. Debo ser firme y fuerte, no caer en la tentación de esos lindos ojos verdes que atraviesan mi pecho y me hacen dudar de todas mis decisiones, de mis futuros planes que ahora reemplazan los que tenía con él. Esos sueños de formar una familia juntos, de tener un lindo hogar de ser personas comunes.
Yo no quiero este futuro sin él, una vida sin ese deseo de estar a su lado, los tres felices. ¡Ya no! Este bebé no lo quiero si tengo que vivir así, sin saber si será la viva imagen de su padre y de repente sentir temor de no darle el amor que necesita y marginar su vida como mis padres hicieron conmigo, no deseo esa vida para ninguno de los dos. el salado de mis lágrimas llega a mi paladar despertando en mí el anhelo de ser una persona diferente y superada.
En silencio entro a la casa, mis ojos están rojos de tanto llorar sin mencionar el ardor que me da al tenerlos mucho tiempo abiertos, escucho algunas voces en la cocina ¿Con quién habla mamá? Me asomo y la veo muy entretenida platicando con alguien. Ella al notar mi presencia me hace pasar.
__ ¡Giselle! –hace un gesto en la mano indicándome entrar –un amigo tuyo vino a pasar la noche ya que tiene un trabajo que terminar del colegio, así que prepara la habitación de visitas.
Mi cuerpo se entumece al ver a Damián sonriente junto a mi madre, parpadeo un par de veces para llegar a su lado y sacarlo de la cocina. Mi mamá me mira asombrada; Damián sólo me sigue sin decir nada. Lo saque al jardín.
__ ¿Se puede saber qué haces aquí? –digo casi al borde de una crisis. Él me mira como si nada –vete.
Damián se acerca y con una leve sonrisa burlona acaricia mi mejilla.
__ Lo siento, pero creo que eso es imposible, son órdenes de la directora mantenerte vigilada y que más que entrar en tu casa. Tu madre a pesar de las palabras crueles que me dijo ese día, se nota que su actitud ha cambiado para bien.
Coloco mis manos en su pecho y le doy un ligero empujón.
__ ¿Te gusta verme sufrir? –logro articular con lágrimas en los ojos.
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Sangrienta Tentación.
Vampiremi vida será envuelta con seres que jamás creí que existirieran, Damián un chico misterioso me mostrara el lado oscuro de este colegio.