Capítulo. 34.

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Giselle

__ ¡Abajo! –me dice presionando mi cabeza contra el asiento.

De repente se escucha un sonido estruendoso, el auto en el que vamos da una vuelta. Haciendo que mi cabeza se golpeara con el asiento de adelante. Gritos, voces y silbidos, cubro mis oídos. Darla me dice algo que no logro entender ya que todo a mi alrededor se va haciendo negro.

__ ¿Qué hacemos con ella?

__ Es la chica que te mencioné.

Escucho a dos personas susurrando cerca de mí, al abrir los ojos veo a un par de chicas mirándome curiosas. Darla las aparta, ellas se van al rincón desde ahí las escucho murmurar.

__ Tranquila estas a salvo, ese tipo no te lastimará. –muestra esa sonrisa familiar.

Trato de levantarme, pero Darla me detiene.

__ ¿Qué es lo que pasó? –digo aun desorientada.

__ Hice algo terrible de lo cual no estoy orgullosa. Así que decidí ayudarte para al menos remediar lo que hice. De verdad siento mucho lo de tu bebé.

Bajo la mirada y aprieto mis puños con fuerza.

__ Quiero ir con mi familia y llevar la vida de una estudiante común. Tratar de hacer algo con mi futuro.

Darla suspira y desvía la mirada. Lo cual me indica que algo va mal.

__ Eso va a estar un poco difícil... la verdad somos una organización encargados de detener el tráfico humano entre los vampiros y... bueno devolverte a casa es como darle otra oportunidad de que ese loco te lleve con él de nuevo.

Mi cuerpo se eriza al oír decir eso. No quiero volver con Drake ¡Jamás!

__ Esperaremos un par de meses por ahora puedes ayudarnos a luchar por la libertad de los oprimidos.

Asiento con determinación, es horrible ser tratada como mercancía. No quiero ni pensar en lo asustados que deben estar las personas que son raptadas por estos vampiros.

__ Y ¿Cuándo empiezo?

Ella me sonríe.

__ Primero debes ser fuerte. –dice alborotando mi cabello.

Con el pasar de los días me di cuenta de cual era mi función primordial, buscar información y comprar víveres, me ensañaron lo básico como defensa personal y como disparar un arma. Ya mi cuerpo está mejorando su condición física y mental, ya no me lamento mucho de mi estilo de vida. En algunos días deseo fervientemente ver a mis padres y tener a Damián conmigo, pero recuerdo que a mis padres podré verlos cuando pueda, en cambio a Damián eso es... imposible.

__ Giselle necesito que acompañes a Luna y a Terry a buscar municiones, al pueblo.

__ Bien iré. –digo feliz de salir de nuevo.

Cada vez que estoy fuera me siento más vivaz y capaz de seguir adelante, sin problema. Luna al verme pasa su mano por mis hombros.

__ ¡Amiga es hora de hacer algo aburrido! –sonrío.

__ Para mí es divertido salir de vez en cuando. Saber que el mundo sigue como si nada y me hace creer que debo hacer lo mismo.

Ella sube a la camioneta, sus manos se aferran al volante.

__ Es cierto, es un mundo diferente, ya que ellos son ignorantes de los peligros que los acechan. –Sonríe de medio lado –que irónico, a veces deseo ser uno de ellos y vivir sin preocupaciones.

Sangrienta Tentación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora