Capítulo 46

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Ayer casi no pude dormir por pensar en lo que podría pasar hoy, sé que también estuvo despierto porque estuve a su lado. La tristeza sigue ahí, la siento cada vez que se me viene a la mente el Row que conocí hace unas horas, tan vulnerable. Quería ser su apoyo, pero lo único que hice fue dejar que me abrazara toda la noche, limpiar algunas de sus lágrimas traicioneras y repartir besos en su frente. ¿Si eso no es suficiente?

El silencio que nos rodea mientras vamos al hospital es tenso, me pone de los nervios. Por el espejo retrovisor alcanzo a ver a Haward, el chofer del señor Willburn, manejando el auto del padre de Row, vienen detrás de nosotros, siguiéndonos.

Al llegar es más de lo mismo, no dice nada, sus labios son una línea dura. Antes de entrar nos reunimos con sus padres, ellos intentan llenar los vacíos, los silencios incómodos y dolorosos con preguntas y comentarios, le lanzan miradas repletas de preocupación a un Row distraído, perdido en sus pensamientos, los cuales lo torturan pues a veces su frente se arruga mostrando preocupación.

Su cuerpo se tensa tan pronto entramos, la expresión de su rostro sigue siendo la misma, casi como si fuera una de las estatuas de su padre, pero los músculos de su mandíbula se aprietan.

Me muevo de forma automática, siguiéndolo y sintiéndome completamente impotente, pues no sé qué hacer para que se sienta mejor, para aligerar la carga que seguro tiene en los hombros.

Caminan por el hospital como si lo conocieran, seguro lo hacen, saber que otras veces han venido me hace respirar profundo para calmarme. Solo son estudios, confío en que nada malo sucederá, no puede sucederle nada justo cuando todo comienza a ir tan bien, ¿verdad?

Tener que hacer esto, venir por la existencia del riesgo a estar enfermo es como caminar en una cuerda floja, si pierdes el equilibrio caerás. Jamás había sentido esta clase de impotencia. En cualquier momento el cáncer puede regresar, eso me está matando, me deja sin aire, así que tengo que abrir la boca para poder respirar.

No... no le puede pasar nada, a él no, por favor, que no le pase nada.

Ya ha sufrido demasiado.

Y luego está esa idea que no ha dejado de rondarme, ¿qué pasará conmigo si algo malo llega a pasarle? ¿En qué pozo negro entraré? ¿Cómo voy a superarlo? Sé que estúpido y no debo adelantarme, pero estoy aterrorizada. Temo por los dos.

Pasamos por pasillos, elevadores, para mí es como ir en cámara lenta. No sé hacia dónde vamos, pero con cada paso el nudo en mi garganta crece, me aterra que me deje sin aire y me haga perder el control.

Los cuatro tenemos que esperar en la recepción. Row se aleja un momento para llenar unos papeles, aprovecho y me pongo de pie, me alejo para tener privacidad y poder hablar por teléfono. Llamo a papá.

Sé que mi padre viene en ocasiones a este hospital, cuando lo llaman para casos especiales, a pesar de que su especialidad es el área infantil.

—Cariño...

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora