La mañana siguiente llego temprano y me detengo frente a mi casillero, mi mandíbula cae abierta cuando veo el interior, todos los papeles están revueltos, al igual que mis libros. Es un puto desastre. Miro hacia todas partes a ver si esta es una broma de mal gusto, pero en el pasillo no hay nada que me haga sospechar.
¿Quién puede abrir casilleros? ¿Quién estaba buscando algo que le quité? Y la respuesta es más clara que el agua. Aprieto la mandíbula porque, entonces, si esta no es una broma, fue el jodido Willburn.
Tomo respiraciones profundas para calmarme y hago una nota mental para venir después de clases a organizar este basurero. Mientras tanto, tomo mi libro y cierro la puertilla metálica completamente indignada, el estruendo hace eco en el lugar desierto.
Sus palabras se repiten en mi mente. «Esto no ha terminado». Por supuesto que no.
Paso por la coordinación de la facultad para revisar el bote de la colecta, hay uno igual en todas las oficinas de la universidad, me encargué de ello. Una vez que corroboro que sigue en su lugar, sigo caminando por los pasillos que ya me sé de memoria. A esta hora todavía no hay mucha gente, la mayoría aparece diez minutos antes de que empiece la primera clase.
Voy ensimismada en mis pensamientos, repasando la lectura que nos encargaron de tarea. Escucho pasos detrás de mí, pero no le doy demasiada importancia hasta que estos se vuelven más intensos cuando acelero el paso. Aprieto los dedos en la correa de mi bolso y sigo caminando dando zancadas largas, mis tacones resuenan y se mezclan con mi respiración agitada.
No me gusta sentirme amenazada ni en desventaja, el pánico sube por mi garganta. Se me viene a la mente que no es la primera vez que me pasa, esta semana no ha sido la mejor. Sacudo la cabeza para apartar esos pensamientos, nunca dejo que las sombras me alcancen.
Giro repentinamente en la puerta de mi aula y me doy la vuelta de forma abrupta para ver si alguien entra detrás de mí o sigue su camino. Pero no pasa ninguna de las dos cosas, y el sonido de los pasos cesa. Es una burla.
Más curiosa que asustada, me asomo para averiguar si todo fue producto del estrés y una imaginación muy creativa, o si de verdad alguien me estaba siguiendo.
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Maldición Willburn © ✔️ (M #1)
RomanceEn las calles se cuenta una leyenda: Rowdy Willburn no sabe querer porque ya no tiene corazón, es una maldición. * * * Giselle está rota, tiene cicatrices, pesadillas y un pasado que no puede recordar. Sus padres adoptivos le dieron un hogar, pero...