ROW
Parece que el tiempo se detuvo justo en el instante en el que la vi a los ojos por última vez. ¿Es eso posible? ¿Es posible quedar atrapado para siempre en una espiral interminable?
Cierro los ojos y la veo, duermo y la encuentro en mis sueños, incluso mis pesadillas se tratan de ella herida, sola en una habitación fría, llorando y luchando contra sus pesadillas. Cuando estoy en silencio me sorprendo repasando las conversaciones que tuvimos, su risa, su mirada de bosques encantados, mis dedos entre su cabello rebelde, su sonrisa traviesa y sus brazos alrededor de mi cuello. También recuerdo su olor, la calidez que me inundaba al darle un beso, cómo mi cuerpo se derretía si estaba cerca. Se ha convertido en un fantasma.
La dibujo porque no sé qué otra cosa hacer, porque temo despertar un día y encontrarme con que la imaginé, al menos así sé que fue real. Al menos así sé que existimos.
No le mentí aquella vez, cuando le dije que algunos nacen para ser arte, ella lo es. Es tan profunda como una pintura que busca esconder el dolor del artista entre pinceladas abstractas y perfectas. Es tan llena de vida como una melodía de verano, labios cereza y cabello de rayos de sol quemando a cuantos se atraviesan en su camino. Pretende ser fugaz como los versos cortos y tiernos de un poema, esos que se vuelven eternos sin quererlo, que perduran en el alma de quien se sumerge en sus letras. Es tan luminosa, tal como la escultura sublime e inalcanzable que siempre mira hacia el horizonte y parece altiva hasta que descubres que no es tan perfecta como aparenta, y es mucho mejor así, pues esas imperfecciones la hacen invaluable. Es como la fotografía que se revela y sigue sus propias condiciones, esa que tiene que estar en la oscuridad para poder salir a la luz, la que se muestra lentamente y se convierte en un pedazo de vida. Es exquisita, al igual que el beso que te hace vibrar por dentro antes de que se cierre el telón, el que te recuerda que eres humano, que sigues vivo. Es arte.
¿Cómo puedo explicarle si no me quiere cerca? ¿Y qué haré si al salir ella decide no darnos una oportunidad? La extraño y la amo tanto que ya no me importa lo que pase entre los dos siempre y cuando ella esté bien.
Las semanas pasan, no obstante, sigo en el mismo lugar, lo único que me mantiene cuerdo es la universidad, me refugio en el estudio e ignoro las preguntas de Kealsey, Omar y los chicos.
El dolor que siento no lo había experimentado antes, ni siquiera en la sala de quimioterapias, tampoco cuando mi mejor amiga murió. Saber que puedo perder a Giselle, que tal vez ya la perdí, es una tortura, un cuchillo enterrado en mi pecho, retorciéndose con cada recuerdo.
A mitades de Noviembre decido que no puedo postergar más la conversación con mis amigos. Ellos están en el sofá mirándome fijamente con seriedad, incluso Mateo está en silencio. No los culpo, he estado alejado, dubitativo, por primera vez me cuestiono las decisiones que tomé, pensé que era lo mejor, ahora no estoy tan seguro.
Las cosas han estado tranquilas, Omar logró un acuerdo con los del otro lado, no estamos tan seguros de que vayan a cumplir el trato, pero es lo mejor que tenemos, pues no queremos empezar una guerra y ponernos en peligro. Yo pienso que eso es lo mejor, aunque no conozco los términos, lo último que necesita Giselle ahora es pensar en esa mierda.
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Maldición Willburn © ✔️ (M #1)
RomanceEn las calles se cuenta una leyenda: Rowdy Willburn no sabe querer porque ya no tiene corazón, es una maldición. * * * Giselle está rota, tiene cicatrices, pesadillas y un pasado que no puede recordar. Sus padres adoptivos le dieron un hogar, pero...