Capítulo 04

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Después de que me escapé, tuve que hacer muchas cosas que no podrían catalogarse como buenas para sobrevivir, me adapté, a pesar de mi corta edad. Al principio aprendí porque me obligaban a robar, a llevar dinero, después lo hice por mi cuenta. Iba a los mercados, agarraba frutas y pan, y corría antes de que se percataran de lo que había hecho. No es por presumir, pero me hice una experta.

Conozco muchas estrategias, pero que un auto no tenga alarma, facilita mi trabajo. Niego con la cabeza, seguramente es robada.

—Gi, mejor vámonos —dice Avril con nerviosismo.

—No seas aguafiestas, Avs. —Ushio lanza una risotada.

—¿Aguafiestas? Lo siento, pero asaltar a criminales no me divierte.

—Se nota que no sabes lo que es la adrenalina.

—Y supongo que tú sí, mala copia de Sakura Kinomoto.

—Ni siquiera me parezco a Sakura.

En otro momento me reiría de la riña que suena a pleito de secundaria, justo ahora no puedo concentrarme, y debo hacerlo.

—¿Se pueden callar? Necesito que vigilen.

—Esto es emocionante —dice Ushio—. Siento que estamos en un capítulo de Criminal Minds.

Esto definitivamente no es una serie. Rio entre dientes, al tiempo que jalo el alambre. Sonrío de lado con satisfacción al escuchar el sonidito que hace el botón cuando cede.

Ushio chilla tan pronto abro la puerta, Avril bufa. Me las imagino como el diablito y el angelito en mis hombros, son tan diferentes que da risa.

La camioneta está limpia, no hay nada personal, ni adornos ni ropa ni basura, ni siquiera hay polvo. Rebusco en la guantera del tablero, hay papeles, un labial, también encuentro una libretilla azul con un elástico que la mantiene cerrada. En la pasta de adelante dice «Propietario: Willburn», seguido de un número telefónico. Me tienta la idea de ver el interior, pero la descarto.

También encuentro una bolsa roja en forma de saco, la abro jalando dos cordones. Mi ceño se frunce. ¿Relojes de marca y cadenas en una bolsa de terciopelo? Sospechoso. Creo que encontré lo que estaba buscando.

—Ni se te ocurra, Giselle Callahan, ¿quieres que te maten o qué mierda? Mira, yo sí valoro mi vida y tengo muchos sueños y un futuro prometedor, no planeo morir tan joven, mucho menos se me antoja la idea de ser perseguida por maleantes.   —La voz cargada de preocupación de Avril me hace reír.

—Relájate, no seas dramática —digo—. Me lo debe. 

Meto el saquito en mi bolso y vuelvo a acomodar la guantera. Me bajo de la camioneta dando un saltito y cierro la puerta. Ushio está ahogando la risa en su boca y Avril no se ve contenta. Gira los ojos con lo que creo es fastidio, se da la vuelta y se va sin decir más, dejándonos en medio del estacionamiento.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora