Capítulo 26

94K 10.3K 8.9K
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sigo a Row por el pasillo después de perder el tiempo afuera y de despedirnos de los invitados con la excusa de que estaba cansado por el viaje. Me dijo que quería mostrarme algo antes de ir a dormir. Me contó historias de cuando era niño y visitaba a su padre, se escapaba de las reuniones formales y se escondía ahí, en el lugar más apartado de la casa.

—Es una de las colecciones de papá, una de las más preciadas, nunca se la muestra a nadie, ni siquiera la menciona —explica cuando se detiene frente a dos puertas cerradas, abre una y me motiva a entrar.

La luz brillante me deja ciega por un instante, al entrar siento que he vuelto en el tiempo, a una época que ahora solo puede admirarse en libros, películas y series. Parece el interior de una iglesia antigua, con cristales coloridos y dorados, columnas blancas con líneas de oro. Me quedo quieta, admirando el techo, que es una réplica del de la Capilla Sixtina, creo que toda la habitación está inspirada en el Renacimiento.

—Así que tu padre es un aficionado del Renacimiento —susurro sin dejar de repasar los dibujos perfectos, exquisitos.

—No, a los recuerdos.

Le doy una mirada y sonrío.

—Me gustaría coleccionar recuerdos.

Mi vista baja, abandona el techo, recorre el lugar que no puede ser más impactante y aterrador al mismo tiempo. Este sitio está lleno de esculturas de todos los tamaños y formas, esculpidas con tanta delicadeza que tardaría horas analizando cada una para impregnarme de sus detalles, de los matices. Se siente como si acabara de entrar a un museo.

—¿Por qué no lo haces? —cuestiona.

Porque no recuerdo una mierda y los pocos retazos que hay en mi memoria son escalofriantes, pero no lo digo, me encojo de hombros para restarle importancia.

No dice mucho, solo se queda atrás de mí, mientras doy pasos cortos, deteniéndome en aquellas piezas que llaman mi atención. Me sigue, enmudecido.

—Esto me recuerda a una escena de Orgullo y prejuicio —suelto cuando llego a un busto.

—¿Va a salir corriendo, señorita Bennet? ¿Debería asegurar la puerta?

Es imposible retener la risita.

Me doy la vuelta y lo enfrento.

—Esto es hermoso, Row.

—Lo es, ¿eh? Aquí descubrí lo mucho que me gustaba el arte, durante un tiempo me obsesioné con hacer esculturas, pero era un desastre, entonces me quedé con la fotografía y con los bocetos que hago de vez en cuando.

—¿Qué te gusta dibujar?

—Criaturas hermosas y desafiantes —susurra. Da un paso hacia mí y acorta la distancia entre los dos. Una de sus manos sostiene mi barbilla, sus dedos rozan la base de mi oído, sentirlo me provoca una oleada de escalofríos—. Ángeles disfrazados de demonios.

Maldición Willburn © ✔️ (M #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora