Suelto una risotada porque nuestros movimientos torpes hacen que nos estrellemos en lo que creo es un auto, no podría confirmarlo porque la palma de Row me cubre los ojos, así que no puedo ver el camino. Él está detrás de mí, su otra mano me rodea la cintura para sostenerme si tropiezo, son sus piernas las que me guían.
—¿A dónde me llevas? —le pregunto por milésima vez.
—Ya te lo dije, es una sorpresa.
Esta mañana desperté en sus brazos, susurró en mi oído «feliz cumpleaños, cariño». Me llenó de besos y se enterró en lo más profundo de mi cuerpo. Después de una ducha me llevó a la cocina, sacó un pequeño pastelillo de la nevera y encendió una vela para después pedirme que pidiera un deseo.
Apagué la vela, pero no pude desear nada porque estaba justo en el lugar indicado, con la persona indicada. Era perfecto, somos perfectos.
Estoy tan feliz y, por primera vez, eso no me asusta ni estoy esperando que ocurra algo malo. Solo estoy disfrutando de estar entre sus brazos.
»Cuidado ahí, hay un escalón.
Se escucha una puerta metálica y después hay silencio, hemos entrado a algún lugar. No se detiene, a pesar de que creo que lo hará, alcanzo a escuchar un murmullo y alguien que dice «shh». Quiero reír, el nerviosismo me está matando, él ha actuado todo misterioso, necesito saber que se trae entre manos.
Entonces quita su mano.
Pestañeo y lo primero que veo es una sonrisa, luego otra y otra, muchas sonrisas. Un conjunto de voces infantiles grita «feliz cumpleaños, Mérida» a destiempo. Demetria está al frente con una sonrisilla que pocas veces le he visto. Todos tienen un dibujo de mí, lo alzan para que pueda verlo. Veo tantas versiones de mi rostro y mi cabello, pequeñas obras de arte. La alegría de estos niños al mirarme, emocionados, es el mejor regalo que me han dado.
No puedo evitarlo, empiezo a llorar.
Dios, me convertí en una sensiblera de mierda.
Row me suelta para que pueda acercarme a ellos, me siento en el suelo, hacen lo mismo. Algunos intentan trepar a mi regazo, así que toman turnos para hacerlo. De forma desordenada me van pasando sus dibujos y un abrazo.
Los gemelos vienen, Colin me da un dibujo hecho con crayones, se ve que hizo algo rápido e improvisado, pero su abrazo es fuerte, se tarda en soltarme. Corey, en cambio, me regala uno hecho con pasteles, en mis cabellos hay flores rosas. Hago un puchero y le sonrío, él se sonroja, me da un beso tronado en la mejilla y se va corriendo; cuando sea grande será todo un conquistador.
Sallie pintó un arcoíris en el fondo y decoró con muchos brillos. Demetria lo hizo con escalas de grises, usando solamente un lápiz.
Estoy encantada, así se me pasa el tiempo. Charlo con ellos hasta que llega la hora de comer, tenemos que levantarnos e ir al comedor. Al ver el montón de pequeñas hamburguesitas, papas fritas, gelatinas, malteadas y pastelillos le doy una mirada a Row, quien está ayudando a repartir la comida, esto lo hizo él porque ni en un millón de años podríamos celebrar un cumpleaños así. Lo que más me emociona es ver que los niños están disfrutando, están felices.
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Maldición Willburn © ✔️ (M #1)
RomanceEn las calles se cuenta una leyenda: Rowdy Willburn no sabe querer porque ya no tiene corazón, es una maldición. * * * Giselle está rota, tiene cicatrices, pesadillas y un pasado que no puede recordar. Sus padres adoptivos le dieron un hogar, pero...