Capítulo 41: El torneo da inicio

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El sol apareció a las seis de la mañana iluminando al bosque como siempre. La tranquilidad de todos los días, fue interrumpida por nosotros y el torneo que iba a dar comienzo en cuestión de minutos. El maestro preparaba un gran campo de batalla con su magia. En el sector noroeste yacía el hábitat de los magos de elementos de agua con un gran lago de cinco metros de diámetro, en el noreste los de fuego con arboles en llamas, en el suroeste los de tierra con rocas y arenas movedizas, en el sureste los de ilusión junto oscuridad con cavernas y rocas de colores moradas y rojas. La suerte de los de elementos de viento, fue que Aldair creó corrientes de vientos en todos los sectores ya que no podía crear un combate aéreo. Alrededor de estos sectores habían inmensas murallas de 20 metros de alto para no escapar. Los combates eran amistosos y no se podía asesinar al contrincante, o de manera automática iba a ser descalificado y llevado al calabozo en el imperio. Además, estaba prohibido ayudar al compañero desde las gradas de lo alto de las murallas. En la parte superior se hallaban los asientos de los participantes y un poco más arriba, el asiento del maestro junto a un pequeño micrófono en el lado derecho de donde se recostaba el brazo derecho.

Los preparativos comenzaban, en especial las pociones y vendas para curarnos en caso de graves lesiones que provocaran los combates. Los encargados de estos preparativos eran pequeños golems de maderas que caminaban muy rápido por ordenes de Aldair. Nosotros los participantes solo teníamos que prepararnos con armas, armaduras y bestias en caso de poseer algunas de estas. Esto aumentaría la velocidad para dar inicio al primer combate.

+ ¡Entren al campo de batalla! - Escuche la voz del maestro por los parlantes. A paso lento nos reunimos en la gran puerta del coliseo. Era ridículamente enorme, hecha de madera de pino con tablones bien anchos para no ser destruidos. - ¡Formen una hilera! - Obedecimos a lo que dijo y yo quede al frente de la fila. Nadie decía ni una palabra, era incómodo. Un ruido fuerte nos alerto todos nuestros sentidos de batalla, la puerta se habría lento para ingresar caminando.

- Antes de entrar, les deseo suerte amigos... - Quise alentar a mi equipo a pesar de que estaba muy nervioso por las peleas. Ninguno respondió, solo avanzamos en silencio hasta el centro del campo. Observe con detalles los diferentes sectores y las gradas, en uno de los asientos yacía Angélica sentada mirando desde arriba. En el trono se sentaba Aldair mirándonos con una sonrisa un poco tétrica. La puerta se cerró justo despues de que entrara Lazus.

+ Los participantes del primer combate... - Interrumpió a todos de su concentración y levantaron la cabeza. - ¡Zayo Sheyla contra un Golem superviviente! - Gritó temblando todo el estadio con su voz gruesa y temeraria. Agarrando su bastón que vino volando desde el cielo, lo hizo girar con ambas manos creando una intensa aura en la parte superior y central del campo.

- ¡Miren eso! - Alerto Valen asombrada por el gran monstruo que se creaba.

Esa intensa aura le pertenecía a un Golem de agua generándose con rapidez. El tamaño aumentaba cada vez más, pasaba de 5 metros a 10, luego a 15 hasta llegar a una altura de 20 metros abarcando media zona del torneo. El contrincante de Zayo parecía invencible, ambos poseían el mismo elemento, la batalla iba a ser par y par. De repente, otro aura enorme ingreso al coliseo, era el cazador de agua Alex quien venia volando hacia las gradas. La vestimenta de él era muy particular y fabulosa, vestía pantalones negros y en la parte superior una camisa negra que en sus hombros tenía partes metálicas con un azul que brillaba. Por arriba de la camisa llevaba una túnica con capucha que no dejaba ver su rostro, en sus manos llevaba guantes de metal que en la punta de sus dedos había filosas cuchillas y en su mano derecha portaba una lanza gruesa de metal con filo en ambos lados de color azul, el arma lucía aun más increíble por su detalle de linea azul por el medio y a lo largo de toda la lanza. Parecía demasiado pesada para alzarla con una sola mano, era increíble, con solo verlo acomodarse en un asiento, pude sentir lo poderoso que es.

Los caminos de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora