Capítulo 32: Arañas y veneno

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En plena madrugada me desperté al oír unos pasos dirigiéndose a nosotros. La fogata se había apagado y todos mis compañeros dormían con un sueño pesado, el cansancio se notaba demasiado. Mire a mis alrededores pero no lograba ver a ningún sujeto. De pronto los pasos se detuvieron y podía sentir que alguien me observaba desde el pasillo.

+ ¿Quién esta ahí? - Pregunte nervioso, ¿Y si era el enemigo?

- Buenas noches Owen... - Un aura gris brotaba de su cuerpo e iluminaba su rostro...

+ ¿Eres tu papá? - Lo que veía no podía ser cierto, él estaba muerto... - Pero, ¿No te asesinaron los de Evil Ghost?

- Verás... - Despacio siguió caminando hacia donde estaba sentado yo. - Aquel día logre sobrevivir, a excepción de tu madre que falleció por esos desgraciados. - Ya enfrente mio, agacho la cabeza para mirarme cara a cara. - Estuve todo este tiempo entrenando y buscándote para que me ayudes a vencer a Gedeón y sus secuaces. - Su rostro serio y voz determinada para acabar con esto. - De esta manera tu madre descansará en paz, ¿Me ayudarías hijo mío?

- Emm... - Era muy confuso todo lo que pasaba, pero si mi padre me lo pedía, lo iba a ser con tal de vengarme de los asesinos que mataron a mamá. - Si papá, pero antes dejare una nota a mi equipo de la hazaña que vamos a realizar.

+ Como tu digas Owen... - Se dio la vuelta y saliendo de la cueva Susurró. - Te espero afuera Limbert.

- Claro... - Desde que dijo mi apellido supe que el era mi padre.

En el orfanato nadie sabia mi apellido más que el director y algunos maestros de teoría mágica. Sabiendo eso escribí una nota paras mis amigos diciendo:

+ Chicos, mi papá esta vivo y ahora me voy con el a derrotar a todos los de Evil Ghost, en cuanto termine los espero en casa de Aldair para festejar que ya somos libres de esos asesinos. Firma: Owen.

Tome mi mochila y me fui para la salida de la cueva. Aun era de noche y todos los seres vivos descansaban, el silencio me daba tranquilidad y paz. Inesperadamente cuando veo a mis alrededores, me doy cuenta de que papá no estaba y escucho la voz de Sheyla gritando.

- ¡Suéltame maldito! 

Instintivamente me di la vuelta y coloque mi cuerpo a la defensiva. Por el pasillo del lugar y a la luz de la luna, se veía como mi padre arrastraba a mi amiga en el suelo y sonriendo, se acercaba a mí.

+ ¿Pero que haces? - Mi cuerpo estaba cansado y un leve escalofrió me indicaba que nada estaba bien.

- Eres un idiota... - Se frenó y me vio cara a cara. - Si yo fuese tu padre estaría decepcionado, pero ¿Sabes? Tienes suerte de que no pueda ver el desastre de guerrero que eres, menos mal que lo mate aquel día.

+ ¡Bastardo, peor eres tu quien se transforma en una copia de él! - La ilusion desapareció. Lo que él decía era hiriente, yo en realidad me esfuerzo mucho para ser mejor, no soy un estorbo...

- ¡No le hagas caso Owen! - Gritó Shey.

+ Quizás el tiene razón...

- Silencio mocosa. - Golpeo el cuello de ella con su mano derecha y la dejo inconsciente. - Ahora tu amigo...

Mi espíritu de lucha fue destruido, no pude salvar a mis compañeros. En cuanto quise reaccionar ya era tarde, un golpe fuerte aterrizo en mi estomago...

- Aprovechare y me los llevare al cuartel, los demás morirán a manos de las arañas. - Abrió su camisa y miles de insectos salían en dirección a la cueva.

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A tan solo kilómetros de la casa de Aldair se encontraban "Los buscadores de la magia". Por su parte, el maestro de Owen ya estaba preparado en caso de que ocurriera una emergencia como lo que sucedía ahora mismo. Infiltro múltiples cuervos entre el bosque para observar el movimiento que realizaban los jóvenes y sus enemigos. La información de sus mascotas le llegaron tarde, para ese entonces su discípulo ya había sido secuestrado junto a su amiga y no llego a tiempo para rescatarlo a excepción de los que yacían encerrados en la cueva.

Los caminos de la magiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora