V E I N T I C U A T R O

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En algún lugar desconocido.

—Siempre supe que eras alguien despreciable y maligno. No me arrepiento de todo el rechazo que alguna vez te mostré.

—Nunca fuiste muy educado después de todo —refutó Tae Il con el temple neutral que siempre lo caracterizaba aunque por dentro radiaba de impotencia y desprecio ante quien frente suyo estaba.

—Y tú alguien de honor.

Kun descendió por unas escaleras de piedra mostrándose con su vestimenta real y se acercó al par que parecía tener una calurosa conversación. Él desconocía el verdadero trato entre Tae Il y el joven Jung, quien era el recién llegado. Con un simple chasquido de sus dedos hizo que el fuego iluminará el viejo y arruinado templo donde se ocultaban, entre las montañas en lo alto, con la vista al mar porque desde allí venía su auxilio y su protección.

Kun había localizado, en todo este tiempo, al legitimo y verdadero Emperador Wong con quien tenía una conexión especial y dependiente. Sin embargo, ahora lo había perdido al igual que se desvanece la arena entre los dedos, como si alguien estuviese reprimiendo su poder en él, ocultándolo, protegiéndolo y por sobre todo: guiándolo hacia el buen camino. Eso era algo que no podía permitirse y había solo una forma para remediar todo ese aspecto que le desagradaba. 

—Este niño heredó de la emperatriz demasiado.

—¿Por qué se dirige a quién me dio la vida como si fuera mujer?

—¿Debería decirle "él"? Incoherente que después de todo lo llamemos de una u otra forma, Dong Young podía ser todo lo que quería, al fin y al cabo, sino, ¿cómo se explicaría tu existencia Ji Sung? -interrogó Kun con malicia- ¿Podrás Tae Il encargarte de este niño? Tendré que hacer algo antes de que el sol se oculte por completo y nuestro señor aparezca para darnos nuevas órdenes. No dejes que agote tu paciencia hasta que vuelva.

—¡Ja! Onmyōyi Kun, puedes irte confiado. Me quedaré con el mocoso. Solo espero que recuerdes que lo que queremos viene fortaleciendo nuestro corazón y así te ruego que vuelvas en todas tus piezas.

—Eso intentaré. 

La aparición de Yuta había sido desastrosa para todos

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La aparición de Yuta había sido desastrosa para todos. La única tarea que tenía de mantenerlos a salvo había fracasado.

—Me prometiste que si algo pasaba en el templo, ¡estarías aquí! ¡Mi hijo está en manos de quién sabe y tú solo te preocupas por alguien que ya está muerto! ¡No se puede engañar a la muerte! ¡Así como no lograré tener a Dong Young conmigo otra vez, tú tampoco harás renacer el Imperio Dong! No permitiré la estadía de ese joven desconocido en este templo y tampoco toleraré una falta más tuya. ¡¿Cuándo lograrás ser un hombre y no un maldito brujo inservible?!

—¡Basta! —gritó un tercero apareciendo de pronto— No tienes el derecho a tratarlo así. ¿Qué ocurre contigo?— Jae Hyun resopló.

—Estoy hablándote de esto Yuta —señaló a Do Young— Este joven no hizo más que hacerme retroceder y perder en cada paso que doy como la autoridad máxima que soy. Te lo llevarás lejos, envíalo a donde pertenece o mátalo, pero tampoco lo quiero aquí porque no es Dong Young y jamás lo será. Aprende de un simple mortal que sobre la muerte no tenemos potestad. ¡Que eso entre en tú cabeza una vez más Yuta!

𝐑𝐲𝐨𝐤ō-𝐬𝐡𝐚 - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora