Viajar al pasado no estaba en sus planes. ¿Quién podía imaginarse que Corea del Sur, Japón y China iban a conectarse místicamente a través de sus antiguos e históricos bosques?
Si Cheng, Do Young, Tae Yong, Mark, Ren Jun y Jung Woo les será difícil...
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⚠️ Lo desnudó por completo mientras repartía sobre su cuerpo besos tímidos y pequeños; la piel de Chittaphon era dulce y suave, cálida y sin tantos vellos como un hombre normalmente tenía. Tae Yong se aseguró de entender que el otro necesitaba estar bien preparado para llegar más allá que unos tantos besos y por esta razón hizo un muy buen uso de su saliva. Introdujo primero un dedo y luego agregó otro más lentamente para que el otro pueda recordar después de un tiempo que su primera vez no había sido tan desastrosa como ambos imaginaron al principio.
Aunque al policía le hubiese gustado poder escuchar los gemidos del otro con sus oídos y no dentro de su mente —siendo esta una ciencia que no lograba todavía entender completamente—, se sentía bastante motivado para proseguir y no detenerse por culpa de los pensamientos que lo atormentaban: venía de un siglo donde la magia, los viajes en el tiempo, la guerras entre imperios y demás, se veían solamente en las películas o en las increíbles series de Netflix; el acostumbrarse a vivir en carne propia todo ello y temiendo por su vida a cada minuto no era tarea sencilla. Agradecía poder haberse encontrado con Ten y Hae Chan y no con algún otro desquiciado.
El onmyôji lo recibió luego de varios intentos por parte de Tae Yong quien luchaba con la estrecha cavidad del otro. Lamió sus pezones y luego dejó en su mejilla un beso sonoro, mientras Ten dejaba de morderse el labio inferior para regalarle una mirada sensual acompañada de una leve sonrisa.
—Puedes moverte, Tae Yong.
—Podemos esperar un poco más —propuso para no hacerlo sufrir más de lo que sufrió cuando irrumpió por completo en aquella zona.
—No, no tenemos toda la noche. Quiero que te muevas, lo peor ya pasó ¿verdad?
Ordenó y Tae Yong movió su cabeza como un pequeño cachorro. Se acomodó mejor entre las piernas del onmyôji y comenzó a embestirlo con delicadeza. A esa altura, temía más que el otro y esto fue notorio hasta que climatizaron ambos sus mentes con una única idea y actuar: el sexo.
Las pieles de ambos se tocaban pegándose y saciándose una con la otra; era la primera vez que se conocían, pero ya congeniaban de una manera increíble y natural. El más bajo se aferró fuertemente a la espalda de Tae Yong como si su vida dependiera de ello mientras éste lograba calmarlo besando el cuello y hundiéndose en el hueco entre el hombro y el cuello de Chittaphon. No estaban muy lejos de conseguir un orgasmo y cuando ambos lo lograron; el Onmyôji Ten le entregó un pedazo de su alma, solo un pedazo de su alma porque su cuerpo ya se lo había entregado anteriormente cuando sus labios se rozaron por primera vez.
Tae Yong descargó toda su semilla entre los muslos del hechicero quien iluminaba el ambiente con sus profundos y brillantes ojos violetas. Él no supo porqué había cambiado la tonalidad de éstos en cuestión de segundos, ya que este era un hecho que no ocurría desde la vez que experimentando, para poder ocultarlos, perdió la voz y nunca más la recuperó. Tae Yong tuvo su momento de relajación luego de haber llegado al punto máximo de placer, no era su obligación prestar atención a lo que acontecía con Chittaphon, pero aún así lo hizo y fue tarde.