V E I N T I C I N C O

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El poder del Collar Magatama había resultado como todos habían esperado, aquella bruja tenía razón y Yuta no dispuso del tiempo necesario para manifestar duda sobre el tema

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El poder del Collar Magatama había resultado como todos habían esperado, aquella bruja tenía razón y Yuta no dispuso del tiempo necesario para manifestar duda sobre el tema. Eso era significaba desventaja y peligro, pero cuando pudo darse cuenta ya tenía a WinWin amenazándolos a todos con la espada del Emperador Jung.

La guardia y estrategia de los guerreros como Yuk Hei o Tae Yong, quien en su tiempo disfrutaba de ser policía, había disminuido por culpa del amor y el cariño. Por un lado, Ten había recuperado su magia, su esencia que lo hacía diferente y superior de cierta manera, por el otro ese diminutivo saliendo de los labios de Jung Woo, que ahora actuaba de forma extraña, terminó provocando desconcierto absoluto en el alto extranjero.

El ambiente no era liviano y la mayoría de los presentes querían tener la primer palabra para que sus preguntas fueran respondidas cuanto antes. Yuta tuvo la fuerza para levantarse del suelo primero y eso lo hacía valiente. Se acercó a quien era su amado y que ahora actuaba a la defensiva temiendo sobre todo de lo desconocido, aquellos rostros, ese lugar, el despertar de lo que podía denominar como un sueño eterno; WinWin había vuelto, pero cuando sus manos fueron tocadas por el pelirrojo pidiéndole una y otra vez que suelte el arma prometiendo que todo iba a estar más que bien, el toque no se logró sentir cálido o conocido.

-¿Yuta? ¡¿Dónde está esa bruja?! ¡¿Qué ha pasado?! ¿En dónde estoy ahora? -lanzó casi sin tragar saliva de por medio- Lo siento tanto lo siento. Estoy muy confundido. Solo quiero... yo necesito saber...

-Respira junto a mí -habló acariciando las temblorosas manos del joven que ya no sostenían nada. Yuta quiso convencer a su atrofiada mente que ese era su amor, pero no lograba hacerlo. Ya no se sentía igual que la última vez que las tocó-. Estamos bajo la protección del Emperador Jung en sus tierras. No debes de temer más.

-¿Zu? ¿Estás bien Zu?- Yuk Hei tocó los cabellos de aquel muchacho petrificado, el mismo que había expuesto su sobrenombre, el que lo había llamado por "Xuxi" apuntando directamente a su corazón, escarbando aún más en la herida. Solo había una respuesta para ello porque el único que lo denominaba así cariñosamente era el hombre con el que se había casado. Lo miró detenidamente unos cuantos segundos más y luego preocupado giró su cabeza hacia un lado para observar a alguien más allá que también le importaba a pesar de haberlo descubierto a tan solo unas cuantas horas atrás-. ¿Y tú Chenle, estás herido?- El niño negó y el mayor respiró aliviado para ayudarlo junto al otro muchacho de identidad aún no definida a recomponerse de la caída producida por quien los miraba asustadiza y atentamente desde el otro lado de la sala: WinWin, que atendía perfectamente a lo que Yuta y Jae Hyun hablaban a su costado, pero que también disparaba atención hacia aquellos tres.

¿Por qué le resultaba mala aquella imagen si no los lograba conocer?

Dong asintió a las palabras del rudo Emperador Jung mientras le pedía perdón una vez más por el daño ocasionado con torpeza aunque ansiaba desaparecer de allí cuanto antes para dejar de sentirse juzgado y cuestionado por sus hechos cuando quizás todos aquellos ni siquiera conocían la mitad de su historia. Miró a Yuta y se cautivó por el color que traía en el cabello, era patético y se notaba la incomodidad que sentía al llevarlo. WinWin no requería demasiados detalles para conocer lo que acontecía en quien era su amado, podía descifrar cuándo estaba feliz, enojado, triste y ambicioso. Sus ojos volvían a ser los más hermosos que vio en toda su existencia, pero aún así el trato parecía ser distante. Esperaba que eso cambiara con el tiempo, porque a decir verdad: él ya no lo amaba y Yuta tampoco, pero podían reconstruir el lazo como Emperador y onmyōyi y también podían reconstruir el vínculo en memoria de su Ren Jun.

𝐑𝐲𝐨𝐤ō-𝐬𝐡𝐚 - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora