Viajar al pasado no estaba en sus planes. ¿Quién podía imaginarse que Corea del Sur, Japón y China iban a conectarse místicamente a través de sus antiguos e históricos bosques?
Si Cheng, Do Young, Tae Yong, Mark, Ren Jun y Jung Woo les será difícil...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡Yuta! ¡Seul Gi! ¡Joo Hyun! —Jae Hyun entró al templo cargando en sus brazos a uno de sus mejores discípulos y guerreros.
Young Oh había resultado herido, luego de batallar contra Xiao Jun. La herida de su pierna parecía no detener su sangrado y para esto, él permanecía inconsciente. No fue nada fácil para el Emperador tener que cabalgar con el cuerpo del otro.
Todo había salido terriblemente mal para Jung.
Los samuráis que habían quedado protegiendo el templo y al tesoro más importante que era Ji Sung; recogieron al batallón escaso que habían sobrevivido ante el feroz ataque del enemigo.
Las muchachas de la servidumbre dedicaron su empeño en curar a Young Oh, mientras su alteza buscaba a Yuta por el templo y asegurarse que Ji Sung estuviera bien.
—¡¿Dónde están todos Seul Gi?!
—En la sala de recibo tennō Jung —dijo la muchacha con cierto temor. Jae Hyun no dudó en tomar su espada y acercarse a aquella habitación sigiloso y atento ante cualquier movimiento ajeno.
Abrió la puerta corrediza y una figura extraña posaba vagamente en su trono. Mirándolo fijamente y desafiante. No parecía estar solo y fue allí cuando Jae Hyun que observó a la diestra de aquel personaje un rostro familiar que hizo romper y revivir su corazón en cuestión de segundos.
—Dong Young, amado mío.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¡No! ¡Yo no voy a dejar a Chenle en las manos de aquel monstruo!
—Heika Ji Sung, por favor entienda que mi deber es cuidarlo ahora —explicó el rubio mientras posaba una de sus manos sobre el hombro del heredero Jung.
—No, no, no —Jung Woo aclaró su garganta— Tú Jae Min eres un niño al igual que Ji Sung, Chenle y este enano de aquí —señaló a su derecha— Claramente opto por ser quien decida lo que se tendrá que hacer ahora en adelante.
—¡Ah! Jung Woo —canturreó— mejor cállate. Nosotros somos de la misma edad.
—Ren Jun, mejor no opines que ellos son mis amigos ¿quieres? —peleó.
