V E I N T I T R É S

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-¡Aléjate de nuestro protegido! -exclamó Xiao Jun al mismo tiempo que desenvainaba su katana acercándose a aquel de cabellos rojizos

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-¡Aléjate de nuestro protegido! -exclamó Xiao Jun al mismo tiempo que desenvainaba su katana acercándose a aquel de cabellos rojizos. Su presencia era un completo misterio, pero, gracias a su apariencia, podían asimilar que no era un hombre ordinario, sino, un hechicero de gran poder.

-¡Espera! -gritó Si Cheng levantando su mano impidiendo que alguno de los hermanos Wong actuara imprudentemente desatando una guerra innecesaria- Él no me haría daño, ¿verdad? Yuta... -pronunció lo último mediante un susurro lamentándose de haber expuesto a quien lo miraba atentamente con ojos brillosos. No iba a negar que se sentía intimidado por esa figura que alguna vez se presentó en aquellas horribles visiones que aparentaban ser recuerdos reales de alguien más, pero que, por razones que desconocía, con el pasar de los días, se volvían más personales sintiéndolas a flor de piel.

-Emperador Dong... me alegra saber que sigue con vida-. Yuta se inclinó frente a Si Cheng luego de hablar con voz rasposa. Los hermanos se rieron y él frunció su entrecejo, más el tercer joven: solo tragó saliva sin soltar palabra alguna.

-Vienes del Imperio Jung, ¿verdad? ¿Acaso tu señor no encontró la manera de librarse de Qian Kun y de quien lo traicionó? -preguntó Xiao Jun con cierto grado de altivez.

-Mi señor defenderá su comunidad de todo enemigo existente, por eso estoy aquí. Siento no querer formar parte de esta atracción engañosa, pero no puedo seguir perdiendo más tiempo -dijo estableciendo contacto nuevamente con Si Cheng, pero, esta vez, enderezándose de forma ruda caminó por su lado y, sin despedirse de nadie, siguió su rumbo esperanzado porque estaba muy cerca de llegar al destino previamente fijado en búsqueda de alguna rápida respuesta para acabar con quienes amenazaban la paz de su ahora hogar.

El onmyōyi de la dinastía Jung movió su cabeza dispersando los oscuros pensamientos que iban tomando el control de su mente y perdiéndose entre la maleza cuesta arriba llegó, después de un largo caminar, al escondite de una vieja amiga. Comenzó a sentir frío debido a la altura, pero eso no explicaba el sentir sombrío que recorría su espalda al adentrarse en aquel hueco de piedra recordando el día que juró no volver a tal lugar después de haber recibido la noticia de que los había perdido a ambos:

"No lograron sobrevivir Nakamoto. Te tardaste más de la cuenta haciendo tu tonta búsqueda por el Yata no Kagami que si tan solo hubieses estado aquí cuando estaba por dar a luz, quizás te hubieses podido despedir de él. Antes de cerrar sus ojos para siempre me confesó lo triste que se sentía por haberte amado tanto sin recibir lo mismo a cambio y aunque no quería que lo supieras, él nunca quiso ser un estorbo para ti. Eso fue lo que le hiciste sentir todo este tiempo."

Y si bien gran parte de la historia era cierta, la totalidad de los hechos nunca se le fue revelado. Algo mucho más oscuro y poderoso terminó alejándolo de la felicidad y de su familia. Sin embargo, con el pasar de los años, fue recuperando ese cálido sentir al encontrarse con Chenle en el bosque cuando éste apenas era un niño junto aquel emisario divino que le encomendó cuidar de él hasta que sea necesario.

𝐑𝐲𝐨𝐤ō-𝐬𝐡𝐚 - NCTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora