Viajar al pasado no estaba en sus planes. ¿Quién podía imaginarse que Corea del Sur, Japón y China iban a conectarse místicamente a través de sus antiguos e históricos bosques?
Si Cheng, Do Young, Tae Yong, Mark, Ren Jun y Jung Woo les será difícil...
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—Do Young, ¿son aquellos hongos que la gente usa para drogarse?
—¡No!
—¿Para comer?
—Tampoco Si Cheng, éstos absorben muchos contaminantes, puede resultar peligroso si se digirien. El Laccaria amethystina es un hongo perteneciente a la familia de la Hydnangiaceae. No puedes imaginar lo hermoso que es cuando recién crece, su color violeta intenso hace que...
—Está bien, está bien —detuvo— me contarás la historia en el camino. Ahora déjame escuchar la televisión.
Si Cheng puso el freno antes de que su hermano se emocionara tanto y no parara de hablar de sus amadas plantas, hongos y árboles relacionados con su divina naturaleza y la botánica la cual era su especialidad.
Lo que había estudiado.
No pudo negarle Do Young, ya que si no lo acompañaba; iba a ir solo hacia Nabekura, cerca del famosísimo Monte Fuji.
Su hermano era socialmente inactivo —para no decir antipático—, con suerte Si Cheng lo entendía y hasta ahí.
Tardaron una hora en auto hasta llegar a la zona del Monte Fuji, como había sospechado el menor, Do Young no se olvidó de sus palabras: lo torturó durante el largo camino con la historia de aquel hongo futurista. Las probabilidades de encontrarlo en aquella zona para el pelinegro eran muy altas superando el promedio normal; pero Si Cheng sabía que no iban a encontrar una mierda.
—Debería estar estudiando para mi examen de anatomía. ¿Cuánto tardaremos aquí?
—Antes que baje el sol volveremos pequeño.
—Falta como seis horas para que el sol baje Do Young —susurró revoloteando los ojos y acomodando la mochila que traía en su espalda para seguir el ritmo de su hermano que caminaba mirando todo a su alrededor sin olvidar también mirar el piso donde se supone que encontraría el Laccaria... el hongo. El maldito hongo.
Desde los tres años que residían ya en Japón, Do Young llevó a su hermano Si Cheng a unas veinticuatro expediciones en bosques, parques y zonas grandes naturales en búsqueda de plantas exóticas. El botánico tenía una especie de libreta donde hacía sus anotaciones con fotos adjuntas y alguna que otra prueba real; a pesar de que era ilegal llevarse a casa alguna "muestra" de las reservas naturales protegidas por el estado, al mayor mucho no le importaba ese hecho; él se robaba las pobres plantas para llevarlas a casa y plantarlas esperando que florezcan o demuestren algún cambio físico similar.
