CAPÍTULO 3

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— ¿Recuerdas esa chica con la que te dije que iba a salir el viernes? — Nicky preguntó mientras ponía las direccionales para girar en una calle poco transitada, otro de sus muchos atajos que a Alex no le hacían emoción.

— Mmm-hmm... — musitó Alex sin despegar sus ojos del celular.

— Estaba saliendo con Erin, mi ex. 

— Oh, joder... — Alex se río con fuerza. — No quiero volver a saber nada de ella. — Nicky la miró con extrañeza por un instante. — Dijiste toda esa mierda de que tenías los ojos bien abiertos y ahora vas a volver a enredarte en el pasado y yo no quiero ser parte de eso. 

— Según nuestro último juego en línea, soy legalmente ciega del ojo izquierdo, y sin contar que eso fue por tu culpa. — Reclamó. — Así que gracias por tu sensibilidad. 

— ¿Sabes a quién te pareces? — Alex río por lo bajo ante la exageración de su amiga que pocas veces solía ponerse tan melodramática.

— ¿A quién? — Dijo Nicky con especial interés.

— Eres como la el Rajesh Koothrappali de las lesbianas. — se burló. —Igual que él en The Big Bang Theory, tu vida amorosa es un puto desastre.

— ¿Por qué diablos crees que vamos a hacer esto? ¡Viva el jodido Raj! — aceleró tanto que incluso a Alex se le cortó la risa.

Mientras tanto, Piper terminaba de lavar los platos después de la cena, si había algo que le gustaba era no dejar las cosas para el día siguiente, porque había aprendido que de cualquier modo, era ella quien iba a terminar haciéndolo, fueran pocas o muchas tareas.
Sus hijos la ayudaban todo lo que podían, pero según la iglesia, el mantener la casa en orden y limpiar todo para su esposo, era tarea de ella, así que, como toda una esposa abnegada y obediente, no ponía objeción con aquello y prefería no retrasar de más sus quehaceres.
Además, esa noche estaba bastante emocionada por salir de casa sin Larry y sin sus hijos. Habían pasado incluso meses desde que había ido a algún otro sitio que no fuera la iglesia, la escuela de sus hijos o el centro comercial sin compañía, y aunque no era específicamente un sitio para el esparcimiento, al menos iba a poder pasar el rato en un lugar diferente lejos de todas las personas que la juzgaban o exigían algo de ella todo el maldito tiempo.

Acomodó todos los platos secos en orden sobre la alacena, y se dispuso a secar el lavabo con especial atención de no mojarse, puesto que ya estaba lista para solo tomar su cárdigan y salir de casa.
Hacía también algo de tiempo que ella no usaba ropa para salir, lo cual la emocionaba sobremanera, además del maquillaje que, aunque era sencillo y bastante recatado, la hacía lucir más preciosa que de costumbre.
De pronto sintió las manos de su esposo acariciarla por la cadera pegándose completamente a su cuerpo desde atrás, y sabía bien lo que pretendía, porque no estaba lo bastante convencido de que Piper saliera al evento de Red.
La respiración caliente de Larry en su cuello la hizo sentir harta, como si de pronto alguien le estuviera cortando el suministro de oxígeno a tal grado de hacerla sentir sofocada.

— ¿A dónde es que vas tan arreglada? — susurró en el oído de Piper haciéndola sentir aún más incómoda y molesta, pero trató de no demostrar ni una cosa ni otra para que no fuera a oponerse a su salida.

— Sabes que voy al evento de mi amiga Red... — se giró con cautela para alejarse de él pretendiendo secar el otro extremo del lavabo.

— Ah, sí, es verdad... — Larry se río recargándose en la encimera y observando a Piper de pies a cabeza, sin duda, lucía especialmente más preciosa, mucho más de lo que la había visto últimamente y eso no le agradaba mucho ni tampoco le hacía especial emoción a él de ninguna forma. — ¿Sabes? No lo entiendo... — dijo llamando la atención de la rubia que lo miró directamente a los ojos con curiosidad. — Estaba en camino a ser una de las mejores directoras de cine, y ahora está perdiendo el tiempo con sus... ¿Alimentos para almas? — se burló.

MI ALMA GEMELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora