CAPÍTULO 28

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El primer mes pasó en un abrir y cerrar de ojos, entre idas al departamento por más ropa para quedarse en casa de Piper, compras al súper para una familia de seis y cocinar para todos, sin contar la ayuda en las tareas y las pocas horas de sueño de las que ahora disponía porque consideraba justo levantarse y apoyar a Piper mientras alimentaba a Noah, Alex estaba verdaderamente agotada.
Eso era el día a día en su hogar, y aunque aún no se mudaban a su departamento, estaban planeando hacerlo en los próximos días, y los niños eran los más felices por aquello.
En cuestiones laborales era otro sinfin de cosas las que la tenían un poco ansiosa y estresada, estaban todavía haciendo algunos trámites de registro y no podían decidir aún la portada que llevaría, y en la editorial se la pasaban presionándola con eso, y aunque era algo que sabía que debía decidirse pronto, simplemente tenía demasiadas cosas en la cabeza.

A penas dejó las bolsas de las compras en la encimera, llamó a Charlie para que le ayudara a traer el resto de las compras que aún estaban en el auto, y quien se asomó primero por el marco de la puerta fue Piper con el bebé en brazos.
Alex adoraba verlos al llegar a casa, su corazón siempre estaba aguardando por el preciso momento en que se aceleraba solo por estar cerca de ellos, y a penas iba a ir a darles un beso cuando Jeremy se colgó de sus piernas.
Algunos días la misma Red se encargaba de ir a recogerlo al colegio por las ocupaciones de Alex y para que la rubia no hiciera esfuerzos en conducir.

— ¡Mami! — gritó con entusiasmo. 
— ¡Noah me sonrió! ¿Verdad, mami? — el niño miró a Piper esperando la aprobación.

— Sí, cielo... Tu hermanito te ha regalado su primera sonrisa despierto. — la rubia le acarició el cabello con cariño al niño inclinándose hacia Alex para robarle un pico en los labios. — Te extrañé.

— ¿De verdad? ¿Lo has filmado? — la rubia solo negó con la cabeza. 
— ¡Dios! No puedo seguir perdiéndome esas cosas, es como cuando comenzó a tomar tus dedos con fuerza o cuando comenzó a prestarle atención a los demás...

— Mami dijo que te extrañó... — Jeremy miró de forma acusadora a Alex.

— Cierto... Siento mucho tener la cabeza en las nubes estos días... Yo también te extrañé, amor... Bueno, a todos. Voy a lavarme las manos para cargar al príncipe más pequeño de la casa y luego hacer la cena.

Piper la miró extrañada, pues en vez de usar el lavabo de la cocina, Alex subió hacia la habitación con especial prisa.
Colocó al bebé en su mecedora y lo dejó frente a Jane que hacía su tarea en la sala, para luego subir tras su prometida, y aunque intentó ser sigilosa, las ansias por verla le consumían las entrañas y cada uno de sus pasos por la escalera se sentía como un estallido que hacía demasiado ruido poniéndola aún más pensativa y nerviosa.
Abrió la puerta empujándola despacio, pues ni siquiera estaba completamente cerrada y luego entró con un pie tras otro, despacio.
Alex no estaba ahí, así que se encaminó hacia el cuarto de baño cuya puerta estaba abierta y la escritora estaba mojándose la cara mientras se miraba al espejo con los ojos un poco hundidos, y fue ahí cuando Piper se dio cuenta de que ella no era la única con ojeras.
Se había estado tratando de cuidar tanto ella misma para sentirse linda aún para la escritora que incluso pasó un poco por alto cómo se encontraba ella.

— ¿Amor? — preguntó con preocupación.

— En seguida bajaré, solo... Necesitaba un par de minutos para refrescarme... — dijo Alex sonriendo avergonzada.

— ¿Qué te parece pedir algo de cenar y después venir a la habitación solo tú y yo? — la rubia sugirió, aunque de inmediato se retractó. — Bueno, y Noah... Pero a penas le demos su baño y coma un poco él se quedará completamente dormido y podemos... — pasó saliva. — Tal vez podamos ir a la bañera para que te haga un largo masaje, debes estar tensa y...

MI ALMA GEMELADonde viven las historias. Descúbrelo ahora