MI ALMA GEMELA

CAPÍTULO 13

Era jueves, y Alex estaba un poco cansada y aburrida de todo lo que había estado trabajando últimamente en los eventos de su libro, pues tal y como su mejor amiga y manager se lo dejó saber, se había empeñado en buscarle mucho qué hacer para que dejara de encariñarse tanto con la rubia que le había puesto el mundo de cabeza, pero era imposible.
Alex no podía dejar de pensarla, la viera o no, Piper Chapman rondaba en su cabeza como una canción pegajosa, invadiendo cada espacio en cada momento de sus días y sus noches.
Habían compartido muchos momentos mágicos, y no solamente haciendo el amor, aunque esa era una parte importante de aquello, sin embargo, lo bueno entre ambas era que sabían convertir los momentos comunes en increíbles encerrándose en esa burbuja que sabían construir cada que tenían la oportunidad de estar juntas.

Se tiró en el sofá y tomó los manuscritos que había estado haciendo referentes al proyecto que tenía aún en redacción, y trató de concentrarse leyéndolos con una pluma en la mano dispuesta a hacer correcciones o adiciones, pero mientras más leía, más pensaba en ella, y es que no la había visto desde el sábado, lo que a decir verdad, para ella ya era casi una eternidad.
Con pesar se acomodó las gafas y se obligó a sí misma a concentrarse, fijó los ojos y comenzó a leer el primer párrafo con la mayor atención que pudo, y cuando estaba comenzando a tomar el hilo de las ideas plasmadas por ella misma, el timbre comenzó a sonar con desesperación.
Alex se levantó de golpe, porque estaba segura de que no era Nicky, pues ella siempre entraba sin invitación, el correo lo había recibido por la mañana y no había pedido nada a domicilio, así que descartadas todas esas opciones, solamente le quedaba en la cabeza rondando la idea de que era Piper.

Abrió casi con urgencia y un par de labios dulces se estamparon en los suyos sin darle oportunidad siquiera de saludar.
La puerta se cerró de una patada y Alex fue conducida hacia el sofá donde cayó de forma brusca mientras la rubia se deshacía de su camiseta dejando los pechos expuestos ante ella con agitación.
Sus manos no dudaron un segundo en recorrer la tersa piel de su abdomen hacia ese par de pequeños montículos que adoraba poseer. Quiso ser suave, pero al parecer, Piper estaba realmente desesperada por aquello, tanto que se desabrochó los jeans, se los sacó y subió a horcajadas de Alex mientras la besaba con ansiedad.

— No puedo dejar de pensar en tí... — dijo Piper en un jadeo mientras volvía a besarla en los labios con fuerza. — Y no quiero hacerlo...

— Estás muy caliente, ¿eh? — Alex amasó la cadera sintiendo el vaivén sobre ella. — Cada vez eres más atrevida y eso me encanta. — Se mordió los labios y la rubia solo sonrió con las mejillas de ese bonito tono rojo que Alex tanto adoraba.

— Tú siempre provocas que me sienta así... — dijo más en un quejido tomando las muñecas de Alex y sosteniéndolas sobre su cabeza con una sola mano mientras la miraba a los ojos con intensidad.

— Pipes... — la escritora casi tartamudeó. — ¿Qué estás haciendo?

— Lo que quiero hacer... — Y con esas palabras que se sintieron tan liberadoras, la rubia unió de nuevo sus labios a los de Alex en un beso cargado de deseo que quería ocultar también el nerviosismo por lo que planeaba hacer.

Piper le besó la barbilla y luego el cuello, tratando de ser suave, tal y como Alex lo hacía con ella, y de un momento a otro parecía que su propia boca hacía exactamente lo que quería; deslizó la lengua desde la base del cuello de Alex hasta su mentón ocasionando que el aire se le escapara en un suspiro.
La miró a los ojos acariciando sus narices con suavidad y transmitiéndole con su propia mirada lo mucho que deseaba hacer aquello, las ganas enormes que tenía de complacerla tal y como Alex lo había hecho con ella una y otra deliciosa vez.

— Pipes... No tienes que... — Alex tragó con dificultad cuando el rostro de la rubia fue bajando entre besos aún sobre su camiseta, y cerca de sus costillas la rubia se volvió para mirarla.