MI ALMA GEMELA

CAPÍTULO 29

Alex despertó por un pequeño golpe en su cara y aturdida abrió los ojos casi creyendo que aquello era un sueño.
Noah estaba levantado sobre su pecho y su pequeño dedo regordete se encaminaba con prisa directo a uno de sus ojos, y antes de que llegara a su destino, Alex le tomó la mano y la llevó a su boca para darle un besito.
Habían pasado ya seis meses desde que se habían mudado al departamento de Alex, así que ahora el pequeño bebé ya no era tan pequeño, tenía ya siete meses.

- Oh no, mi cielo. - Alex lo levantó en el aire en sus brazos sobre su pecho. - Eres un campeón muy travieso. - él solo balbuceó dejando salir un buen chorro de baba directo al rostro de Alex.

- ¿Algún día van a despertarse tarde en fin de semana? - la rubia gruñó del otro lado de la cama.

- Oye, no me culpes a mí. Este pequeño monstruo me ha despertado.

- Ambos son un lío por las mañanas. - Piper abrazó su almohada y se puso boca abajo, mientras Alex con una sonrisa se limpió el rostro y colocó a Noah sentado en la espalda de la rubia.

- Eso no decías cuando te despertaba con besos en... - Piper la miró con rapidez. Habían hecho un acuerdo de que no dirían nada grosero ni sexual delante de él bebé o cualquiera de sus hijos. - En los labios. - Alex se rio.

- ¿No quieres que me levante de la cama? ¡Dios! Cada vez pesa más. - ella se movió un poco haciendo que el bebé se agarrara de su cabello riéndose. - No vamos a dejar que comas nada más que verduras, ¿me oyes Noah?

- Él ama comer, ¿verdad, amorcito? - volvió a tomarlo en brazos y se sentó recargándose en la cabecera de la cama, seguida por la rubia que hizo lo mismo. - Sobre todo sus papillas de cereales, ¿no es cierto?

- Ha crecido tan rápido, en cinco meses más cumple un año... - la rubia suspiró observando al bebé jugar con el cabello de Alex.

- Lo sé, ya deberíamos estar hablando de su fiesta de cumpleaños, ¿no lo crees?

- Tal vez solo podamos hacerle una sesión de fotos y...

- Como tenemos a la mejor fotógrafa de la ciudad y nos hace fotos hasta dormidos, eso es de ley... Tenía en mente tal vez rentar un yate e irnos con Red, Nicky y Lorna al menos un par de días...

- Vas a lo grande, Vause... - la rubia sonrió. - ¿Qué harás para nuestra boda? ¿Rentaremos las cataratas del Niágara? - Piper sonrió.

- Si eso quieres, puedo enviar la solicitud...- la escritora le guiñó un ojo y Piper se le acercó para besarla en los labios con suavidad, y el beso solo fue detenido por una pequeña mordida sobre la camiseta de Alex.

- ¡Auch! - gritó la escritora alejando al bebé metiéndole un dedo en la boca para que la soltara. - Creo que alguien tiene hambre... - Noah seguía luchando por acercarse hacia el pecho de Alex y la rubia lo tomó levantándose la camiseta.

- Oye, oye... Esas solo son mías, y tú tienes aquí lo que necesitas... - colocó al bebé en posición y en seguida comenzó a succionar mientras ella le acomodaba el cabello quitándoselo de la frente.

- ¿Qué pasó con eso de no hacer comentarios sexuales frente a él? - la voz de Alex se hizo sensual en un dos por tres.

- Solo estaba defendiendo lo que es mío. - la rubia se sonrojó ligeramente. - No quiero que nadie toque a mis niñas, solo yo.

- Solo son tuyas y lo sabes. - la pelinegra la abrazó y besó su sien.
- Toda yo te pertenezco, por siempre.

La vida había sido muy diferente para Piper ahora que vivía con Alex, y los últimos meses habían sido una completa locura.
Nunca antes había estado acostumbrada a recibir a compañeros de sus hijos en casa, porque Larry no lo permitía, pero desde que Alex había dado luz verde para hacer reuniones en la piscina, casi cada fin de semana tanto amigos de Charlie como de Jane iban a casa a pasar el rato y aunque era una locura, Piper adoraba ver lo felices que sus hijos estaban, y también estaba más tranquila de conocer a los chicos con los que solían juntarse.
Jeremy por su parte, había tenido su primer fiesta de cumpleaños y todavía estaba fascinado aunque habían pasado ya un par de meses, pues para él sus madres eran las más maravillosas del mundo entero.